La formación online ya hace años que forma parte de la realidad de millones de personas alrededor del mundo: alumnos, docentes, gestores de centros educativos (privados y públicos) y sin duda de los especialistas en tecnologías de información y comunicación (TIC). El mundo empresarial y el mundo laboral se han convertido en unos entornos muy competitivos, donde se hace necesario seguir el ritmo de avance tecnológico.

De acuerdo con el informe de OBS, la formación continua es uno de los pilares de la supervivencia de los profesionales y la formación online tiene un papel relevante en este sentido. El mercado principal de la formación en línea está en los Estados Unidos, donde se concentra casi un 25% de la facturación, seguido por Asia (un 10%) y Europa del Oeste (un 8%). En el año 2015 el mercado de e-learning ya generaba más de 165 mil millones de dólares estadounidenses y entre el 2018 y el 2023 se estima que esta cifra podría llegar a unos 240 mil millones, con un crecimiento interanual de un 5%.

Los beneficios más apreciados del e-learning para los alumnos están en tener la flexibilidad y resultados más positivos de aprendizaje en comparación a las clases presenciales. La flexibilidad es especialmente importante porque es algo que está muy limitado en los cursos presenciales. Otras ventajas que presenta el e-learning, son el “ritmo autónomo” del aprendizaje (“self-paced study”) y el ahorro de costes. Entre las desventajas del e-learning percibidas por los alumnos, se podrían destacar la imposibilidad de acceder a los materiales (supuestamente en el caso de no tener un LMS adaptado a diferentes dispositivos) y falta del contacto cara a cara. Una de las tareas clave de la formación online es superar el sentimiento de soledad en los alumnos.

Por otro lado, existe la variedad de perfiles de aprendizaje, un factor clave para comprender por qué unos tienen más éxito en e-learning y otros no. La formación online necesita dedicar un porcentaje del tiempo a las actividades que se basarán más en la vida profesional del alumnado y a la resolución de dudas profesionales. La variedad de los estilos de aprendizaje, por tanto, seguirá siendo un reto importante para la formación en línea para que los alumnos tengan a su disposición un abanico de recursos de aprendizaje elaborados o seleccionados por un potente equipo docente.

El e-learning tiene mucho futuro, con el reto de igualar y superar la formación presencial en calidad y en reconocimiento, aprovechando el marco normativo existente y estando pendiente de los avances tecnológicos relevantes para el sector.

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