Walmart nació en comunidades rurales como una pequeña cadena de almacenes; hoy es el primer retailer del mundo y el mayor empleador. ¿Cómo se pasa de empresa pequeña a gran corporación? Se puede comparar su historia a la de un ecosistema cualquiera, como si fuese un bosque en donde las plantas nacen, crecen y se reproducen ocupando porciones más importantes del territorio.

En climas templados el nacimiento de una planta ocurre si puede acceder al sol, oxigeno y lluvia. Como lo sabrá cualquier agricultor, los primeros en aparecer serán los yuyos porque no encuentran competencia de otras plantas y pueden crecer por todos lados. En Walmart sucedió algo parecido: Sam Walton, su fundador, creó pequeños almacenes en áreas rurales donde no había competencia y la población estaba dispersa. Como los yuyos, Walmart pudo crecer rápidamente. Por contraste, pesos pesados del mercado como Kmart y Sears estaban buscando expandirse usando economías de escala. Pero se habían vuelto pesados, poco competitivos.

Cuando aparece la competencia por recursos, los grandes jugadores empiezan a chocar entre sí. En el mundo vegetal, eso significa que es hora de echar raíces. En el comercial también: como las grandes cadenas no podían satisfacer las necesidades de las comunidades rurales más alejadas, Walton construyó un sistema logístico propio que mandase los paquetes con productos a los hogares de los consumidores sin necesidad de pasar por las manos de terceros. Esto hizo toda la diferencia. Walton tenía en sus manos una empresa dinámica que podía moverse de acuerdo a las necesidades de sus clientes. Todavía eran locales pequeños en comunidades rurales pero eso estaba a punto de cambiar.

Pues a los arbustos les siguen los árboles. A medida que Walmart crecía y se encontraba compitiendo con los líderes del sector, también tuvieron que crecer sus almacenes. De locales más pequeños llegaron a los monstruos que se conocen hoy: el promedio en tamaño es de 14.800 metros cuadrados y algunos (2.747 de ellos) llegan a los 16.000. Pero como los ejecutivos conocen bien la historia de la empresa, no abandonaron nunca la idea de los pequeños almacenes que existen en lugares poco poblados. La estrategia es clara: impedir que otro Walmart pueda aparecer y aniquilar a la competencia, como ellos hicieron.

La metáfora del ecosistema vegetal funciona por las siguientes razones:

• Desplaza la idea de que las empresas son estructuras; es más útil hablar de procesos. Las mejores marcas nacen de una idea que apasiona y crecen en comunidades donde la confianza es plena. Para eso es necesaria una estrategia guiada por la razón: hoy Walmart puede parecer gigante pero nació de la convicción de un hombre, Sam Walton, de ayudar a su comunidad.

• Ayuda a entender que el cambio es inevitable. La diferencia entre quienes pueden contar historias de éxito y quienes fracasan es su capacidad para anticiparlo. Los ecosistemas necesitan renovarse y para eso se valen de revoluciones permanentes.

• Es una metáfora que se centra en las áreas libres, aquellos lugares donde nada crece porque nadie vio allí el potencial para hacerlo. Walmart pudo crecer porque su competencia dejó espacios desatendidos. Allí las posibilidades son enormes.

• Enseña también una lección: los frutos del éxito pueden contener, también, las semillas de la propia destrucción. Cuando una empresa se ha consolidado es común que se vuelva gigante, pesada, y, por lo tanto, poco adaptable a los cambios.

• Finalmente, ayuda a entender que la única conclusión lógica es que, para poder crear, se necesita poder destruir. Winston Churchill lo decía mejor: un optimista ve una oportunidad en cada calamidad; un pesimista, una calamidad en cada oportunidad. Los emprendedores encuentran en la incertidumbre mercados perfectos para explotar. El caso de Walmart así lo prueba.

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