“Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe, cuando su trabajo está hecho y su meta cumplida, ellos dirán: Lo hicimos nosotros”, Lao Tzu, filósofo chino.
“Los buenos hábitos son el producto de la fortaleza mental, es decir el manejo de sus emociones, pensamientos y comportamiento en formas que lo preparen para el éxito en los negocios y la vida. Los líderes inteligentes utilizan buenos hábitos para dedicar su tiempo y energía a actividades que son importantes para ellos a medida que avanzan hacia el logro de sus objetivos.”
Busque el mejor desempeño, no la perfección
Los líderes inteligentes se enfocan en desarrollar su máximo rendimiento al moverse continuamente a su zona de incomodidad. Ellos saben que nunca van a alcanzar su pleno potencial si se vuelven conformistas y no salen de su zona de confort, por lo que su comprensión va siempre un poco más allá de su alcance.
Consejo: Los investigadores están de acuerdo en que la brecha entre su nivel de habilidad y su máximo rendimiento debería rondar el 4%. Algo más que eso los desanimaría de seguir intentando; algo menos no los motivaría con la fuerza suficiente para seguir adelante.
Céntrese en las prioridades y diga “NO” al resto
Los líderes inteligentes saben cómo decir “no”, tanto a sí mismos como a otros. Han aprendido que el autocontrol les ayuda a evitar decisiones impulsivas, el estrés y el agotamiento. Decir “no” es muy diferente a decir: “No creo que pueda”. Decir NO a las cosas, las personas y las oportunidades que no son una prioridad para ellos es una poderosa manera de ejercer el autocontrol.
Consejo: Decir NO es una manera de honrar sus objetivos y prioridades para que pueda encontrar el tiempo para lograrlos con éxito.
Busque la felicidad, no el éxito
Los líderes inteligentes persiguen las cosas en la vida que les traen felicidad. Ellos no son tentados a pensar que el éxito y la felicidad son sinónimos. Cuando enfrentan épocas difíciles, usan la fortaleza mental para seguir adelante porque su corazón y pasión se enganchan a una causa –el fracaso o la adversidad no son suficientes para obligarlos a rendirse y conformarse con algo que ofrece menos valor y significado en su vida.
Consejo: Hágase estas dos preguntas: “¿Qué me hará feliz?” Y “¿Qué me hará exitoso?” No asuma equivocadamente que estas dos preguntas son una sola.
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