La automotriz Volkswagen invertirá u$s600 millones en la planta bonaerense de General Pacheco para la producción de un nuevo modelo después de una negociación de casi dos años que corrió riesgo de frustrarse por el bajo nivel de competitividad que tiene la Argentina respecto a otros países.
Fuentes de la compañía confirmaron la información adelantada ayer por Ámbito Financiero respecto al monto del desembolso que haría la marca alemana en el país. «Esa es la cifra que estamos manejando», aseguró un alto directivo de la terminal. La intención de la empresa es realizar el anuncio oficial en noviembre, una vez que logren armonizar la agenda del presidente Mauricio Macri con la de directivos alemanes que vendrán para el evento. También de esta manera se confirma la primicia de este diario de junio de 2016 cuando se publicó que Volkswagen Argentina negociaba la radicación de un nuevo modelo que le asegurara el futuro industrial de la planta. Los ejecutivos locales esperaban una definición mucho más rápida, pero por los problemas mencionados el proyecto se dilató más de lo estimado.
Como se publicó, el modelo en cuestión es un SUV (Sport Utility Vehicle) que estará montado sobre la plataforma MQB que permite recibir otro tipo de carrocerías como de autos o de pick-up chicas. Se trata de un vehículo totalmente nuevo que se conoce como Tharu aunque, desde la empresa, aclararon que podría lanzarse con un nombre diferente aquí. En la práctica será el reemplazo de la actual Suran.
También se contempla una inversión adicional de u$s200 millones para la fábrica de cajas de cambio que la automotriz tiene en Córdoba que no será parte de este anuncio. Aunque este desembolso aún no está decidido, según pudo saber este diario, hay mucho optimismo de lograrlo.
Desde que este diario anticipó en 2016 el tema de la nueva inversión pasaron muchos meses de negociaciones ante la imprevista dureza de las autoridades alemanas para aprobar el proyecto. Incluso, el entonces presidente de la automotriz, Pablo Di Si, salió a confirmar la información cuando aún no estaba garantizada la inversión. Tal vez la ansiedad por dar la buena nueva a pocos meses de asumir en el cargo jugó en contra. Para que se pudiera avanzar en el proyecto desde Wolfburgo establecieron una serie de objetivos que tenía que cumplir la compañía para tener el visto bueno. El tema de la competitividad que afecta a casi todo el sector fue clave. Fabricar un auto en la Argentina es 25% más caro que en Brasil. Di Si tuvo que ir cumpliendo cada paso exigido que también tenía en cuenta la relación con el gremio, bajas de costos y reestructuración interna. Sólo después de haber aprobado esas exigencias se destrabó el proyecto. De todas maneras, la buena performance de Di Si no sólo permitió el aval desde Alemania para la inversión, sino que, además, lo catapultó para ser nombrado desde comienzo de mes presidente de Volkswagen de Brasil con manejo de Latinoamérica en reemplazo de David Powels, que fue trasladado a China a un cargo de menor peso.
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