El potencial de AI para mejorar los esfuerzos de desarrollo es enorme, pero debemos garantizar su uso ético y equitativo.
La inteligencia artificial (IA) está preparada para mejorar la productividad y la innovación en todo el mundo.
Los beneficios esperados prometen ser transformadores, pero las repercusiones negativas podrían magnificarse en los países en desarrollo, donde los medios de vida de muchas personas son precarios y las instituciones sociales pueden ser frágiles.
La influencia de AI se generalizará porque puede integrarse con otras tecnologías y aplicarse a casi cualquier actividad que involucre tecnologías de información y comunicación.
En un esfuerzo por mejorar la comprensión de cómo implementar de manera ética y equitativa de la inteligencia artificial en el contexto del desarrollo, el IDRC ha publicado el libro blanco Inteligencia artificial y desarrollo humano.
Describe los beneficios y riesgos potenciales de esta nueva tecnología y presenta una agenda de investigación proactiva para abordar los desafíos planteados por la IA que son de particular preocupación en el mundo en desarrollo.
Fuente: IDRC / CRDI
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