El liderazgo empieza con una visión. Ésta inspira a actuar e involucra a otros en esta acción. Tener visión significa saber cuál es el objetivo y en qué dirección se encuentra. Hecha esta identificación, el paso siguiente es compartir esa visión. El líder inspira a los otros o construye con ellos con la visión, que ahora es compartida.
Para llegar a esta etapa, quien lidera el grupo debe quitar las “etiquetas” a los individuos, y ver su potencial y posibilidades antes que sus carencias.
Para manejar un grupo de personas cuya característica es la diversidad, el supervisor debe trabajar en lo siguiente:
– Desarrollar la confianza en él.
– Tratar a las personas con respeto.
– Sacar lo mejor de cada uno, viendo siempre su potencial.
– Ayudar a los individuos en su camino personal de aprendizaje, promover el cambio.
– Inspirarlos a ser protagonistas de sus acciones y elecciones.
– Escuchar.
– Ser empático.
– Tener capacidad de negociar y resolver conflictos.
– Ser justo, para que todos experimenten un ambiente de integridad que contagia valores compartidos.
– Establecer vínculos, cultivar y mantener una red de relaciones, para pasar de grupo a equipo.
Sin embargo, el líder no podrá alcanzar los puntos expuestos anteriormente si no ha hecho su trabajo personal en lo que Daniel Goleman -autor del libro “El Líder Resonante crea más”- menciona como las competencias personales de la Inteligencia Emocional. Entre ellas se encuentran:
– Desarrollar la conciencia de sí mismo o autoconocimiento, de ese modo podrá ser consciente de los demás.
– Perfeccionar sus habilidades de auto-gestión para controlar sus emociones.
– Transparencia, sinceridad e integridad.
– Adaptabilidad y flexibilidad.
– Motivación para satisfacer criterios internos de excelencia.
– Iniciativa.
– Optimismo.
Así, el líder es como un director de orquesta. Éste no toca por sus músicos, no hace su trabajo, los guía para que cada uno saque lo mejor de sí mismo, escuchándose, colaborando entre sí, esperándose algunos, apurándose otros. Para que el resultado sea la bella y armoniosa pieza que el público escucha.
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