Conforme la volatilidad y unos tipos de interés más altos sacuden los mercados mundiales, las economías emergentes se enfrentan a una nueva prueba ante el apetito por activos de más riesgo.
Y en ese grupo, Argentina y Turquía parecen el eslabón más débil, según el análisis del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).
Si bien el peso argentino ya ha caído un 56% frente al dólar en los últimos tres años, y la lira turca se depreció un 34%, ambos países aún podrían ser vulnerables debido a sus déficits por cuenta corriente, escribieron analistas de IIF encabezados por Robin Brooks, economista jefe del grupo con sede en Washington, en un comentario.
“Argentina y Turquía destacan, con monedas que, a pesar de las recientes caídas, aún podrían estar significativamente sobrevaloradas”, escribieron los analistas el 14 de febrero.
Si bien las bolsas mundiales se han recuperado de la ola de ventas de principios de febrero, y los bonos del Tesoro de Estados Unidos de referencia parecen haberse estabilizado recientemente, la volatilidad podría no haber terminado, según IIF. Esto se debe en parte al telón de fondo del estímulo fiscal en Estados Unidos junto con un mercado laboral ajustado y una economía en expansión, señala Bloomberg.
“La situación subyacente sigue sin resolverse, en parte porque los mercados están tratando de ponerle precio a un escenario de sobrecalentamiento en Estados Unidos, uno que podría implicar rendimientos marcadamente más altos a largo plazo”, escribieron Brooks y sus compañeros. Brooks fue anteriormente jefe de estrategia cambiaria en Goldman Sachs Group Inc.
El análisis del IERAL
La Argentina espera un 2018 promisorio desde el punto comercial, con varios países en crecimiento, aunque un escenario con «posibles dificultades» en cuanto a lo financiero, según un analista del instituto IERAL, de la Fundación Mediterránea.
El experto Gustavo Reyes analizó el cambio del escenario económico externo y su impacto sobre la Argentina y llegó a la conclusión de que «no todas son malas noticias».
En cuanto a las noticias provenientes de los Estados Unidos sostuvo que «en un contexto en el que la economía norteamericana se acerca al pleno empleo, el gobierno lanza un plan fiscal de carácter expansivo, lo que alimentó los temores de una aceleración inflacionaria que obligue a la Reserva federal a subir las tasas de interés a un ritmo mayor al esperado».
Sin embargo, señaló, «las expectativas de inflación se ubican en un andarivel que no difiere demasiado de las tasas anuales registradas en los últimos meses».
«Asimismo, la suba de salarios nominales no se aparta demasiado de la trayectoria de los indicadores de productividad», dijo.
Evaluó que «en la medida en que la suba de tasas en Estados Unidos ocurra dentro de los parámetros esperados, esta noticia será compensada por el hecho que el comercio internacional ha vuelto a crecer a un ritmo cercano al histórico, y que el PIB mundial se está expandiendo a la tasa más alta de los últimos siete años».
«Este escenario relativamente favorable debe ser monitoreado, porque una aceleración de la inflación en los Estados Unidos más allá de lo observado hasta aquí, podría cambiar el cuadro de situación», consignó el especialista.
«Las turbulencias de las primeras semanas del año afectaron particularmente a la Argentina. Nuestro país es vulnerable por la necesidad de tomar deuda para financiar el rojo fiscal y por el elevado déficit externo», consignó.
A la vez, aclaró que «esto hizo que la suba del riesgo país y la depreciación de la moneda fuera mayor en la Argentina que en otros emergentes. En los últimos días, los mercados se calmaron, pero lo ocurrido en el arranque del año subraya el hecho que la estrategia gradualista es muy sensible a los cambios de humor del escenario financiero internacional».
Ocurrió que «en el transcurso del mes de febrero, los mercados internacionales han mostrado gran nerviosismo a partir del aumento en las tasas de interés de largo plazo en Estados Unidos y de las fuertes caídas en la bolsa de valores en ese país».
«Estos hechos repercutieron en Argentina y profundizaron tanto la depreciación del peso (respecto del dólar) y el aumento del riesgo país, dinámica que ya había comenzado en diciembre con el cambio dispuesto por el gobierno de Mauricio Macri en las metas de inflación.
Reyes consideró que «el escenario internacional 2018 desde el punto de vista comercial es sin dudas bueno ya que se espera que el comercio mundial y gran parte de los principales países del mundo aceleren su crecimiento».
«Sin embargo, desde el punto de vista financiero, el mundo comienza a cambiar y puede presentar dificultades concretas para Argentina en 2018», consignó.
Señaló que «desde el punto de vista comercial, la mayor expansión de Estados Unidos es claramente una buena noticia».