La mujer en el ámbito laboral enfrenta un duro desarrollo de carrera profesional pero cuando lo logra expone sus características propias de forma consolidada en las que sobresalen su pensamiento estratégico donde la empatía, la comunicación y sensibilidad son ejes de su desempeño.
Pensamiento estratégico: Ésta es la principal herramienta de la mujer para enfrentar problemas, crear planes y establecer actividades. Se basa en el análisis de las capacidades y actitudes del grupo de trabajo, ante cualquier adversidad, para dirigir y concretar objetivos.
Liderazgo empático: La mujer tiende a instituir relaciones más humanas y con base en la confianza; su papel como madre de familia, por ejemplo, las hace personas más completas.
Además, distingue, advierte y codifica sus emociones y las de los demás, lo que les facilita crear redes dentro de la organización.
En suma, ellas se identifican como líderes abiertas a construir en espacio de comunicación pleno para sus empleados.
Sentido multitasking y administración del tiempo con orden: Bien sabido es que la mujer cuenta con la habilidad de hacer varias cosas al mismo tiempo; un ejemplo de ello es el rol activo que tienen como profesionistas, madres y esposas. Asimismo, tienden a planear con anticipación, por lo que administran mejor sus agendas para la consecución de objetivos.
Destreza comunicativa: Por una parte, la mujer se apoya en la intuición, entendida como la facultad de percibir para decidir; por otra, tiene una amplia capacidad para ser más accesible a sus subordinados, permitiendo que su actitud receptiva, emanada de la intuición, tienda al diálogo. Todo esto les da una mayor expresividad para comunicar emociones y establecer una pronta resolución de los conflictos.
Sensibilidad: Las mujeres piensan más en relaciones interpersonales de trabajo y en cultivar el sentido de la cooperación. En este sentido, buscan informar y vincular, con la finalidad de no imponer ni controlar.
Astucia e identificación del detalle: La mujer es más suspicaz con relación a los asuntos que inquietan su clima de trabajo, por lo que percibe aspectos que los hombres pasan desapercibidos y, al tenerlos en cuenta, es posible que incida en la organización para mejorar el ambiente laboral y estar al pendiente de las necesidades de su personal a cargo.
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