El correo electrónico, la mensajería instantánea y las videoconferencias han introducido nuevos retos en el lugar de trabajo.
Los correos electrónicos y mensajes instantáneos pueden ser malinterpretados porque carecen de expresiones faciales, entonación y lenguaje corporal, lo cual ayuda a mostrar las emociones. ¿Quizás ese sea el vacío que cubren los emoticones?
Alguna gente se toma muchas molestias para conseguir que sus correos electrónicos sean neutrales, con el peligro de que en algunas ocasiones parezcan demasiado secos. Por otro lado, aunque algunos añaden símbolos como signos de exclamación, interrogantes y mayúsculas en un intento de transmitir emociones, también puede acabar siendo peligroso, sobre todo cuando se gasta una broma o se pretende ser sarcástico.
Surgen entonces las siguientes preguntas:
¿Cuál es el mejor modo de expresar las emociones a través de estos medios?
¿Cuál es el efecto de mostrar mensajes de texto que contienen emociones cuando estos mensajes corren el riesgo de ser malinterpretados?
¿Cómo debemos enfrentarnos al contagio emocional y otros procesos sociales en un mundo organizativo en el que muchas reuniones se celebran online?”
En los lugares de trabajo deben encontrar el mejor uso, un uso inteligente, del correo electrónico.
Un consejo puede ser “si algo es importante, y eres consciente de que el contexto emocional va a ser relevante, entonces descuelga el teléfono; no dependas únicamente de los correos electrónicos”.
Es más, tal vez el teléfono no sea el medio idóneo. “A veces, si es realmente importante, simplemente debes ir donde esté tu interlocutor y hablar con él cara a cara para hacerle llegar el mensaje”.
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