EL INFORME DE LA FELICIDAD

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Hace poco salió de nuevo quinto informe de la felicidad 2017 editado por John Helliwell, Richard Layard y Jeffrey Sachs que compara a 155 países en su medida subjetiva de bienestar. Desde el primer informe en Abril de 2012 ya hemos podido ver cambios y tendencias en los últimos años de una temática que se asume ir de la mano del progreso social. Aunque el término exacto es en realidad el Bienestar, no deja de ser más popular y llamativo hablar de la Felicidad. Este tipo de informes trata de luchar por lo que los autores denominan la “tiranía del PIB” (GDP en sus siglas en inglés) intentando poner el énfasis más en la calidad del crecimiento que en la cantidad.

Variables que explican el bienestar
De las variables del estudio, seis variables explican el 75% de las diferencias de las respuestas: PIB, expectativas de vida, apoyo social (tener a alguien en momentos problemáticos personales). Confianza (ausencia de corrupción en el gobierno y en los negocios), libertad percibida para tomar decisiones vitales, y generosidad (donaciones recientes). Si añadimos variables explicativas sobre la evaluación de nuestra vida a las ya indicadas, solo las emociones positivas tienen un impacto en dos factores: libertad percibida y apoyo social.

Situación internacional
Los 10 mejores
Aunque en los resultados no hay variación con respecto al año pasado en los 10 mejores, sí que ha habido intercambio de posiciones entre ellos. De hecho, este año el primer país es Noruega, seguido de Dinamarca, Islandia y Suiza. Y entre los cuatro no hay apenas diferencias significativas como apunta el informe.

Situación en China y África
Destacan también los informes que se dan sobre China con medidas de crecimiento del PIB importantes en los últimos años, y sin embargo en el BS es todo lo contrario. O en África, donde según titulan sus autores siguen “esperando a la felicidad”.

La salud mental, clave en las sociedades occidentales
Así también, algunos estudios más concretos en sociedades occidentales mencionadas el diagnóstico de enfermedad mental (fundamentalmente la ansiedad y la depresión) surge como más importante que los ingresos, el empleo o la enfermedad física.

¿Y cómo queda Estados Unidos?
El estudio más específico de EEUU demuestra que ha caído en 0,51 puntos, fundamentalmente por una pérdida de apoyo social, menos sentido de libertad, menores donaciones y una percepción de mayor corrupción en el gobierno y los negocios. Tan solo suben dos indicadores como son los ingresos y la esperanza de vida.

Infancia y Trabajo
Salud emocional, clave en los niños
El estudio del país británico también muestra que el mejor predictor de un niño sobre su satisfacción con la vida adulta es la salud mental de la madre, siendo también muy importante las escuelas. Y de hecho, las notas académicas son peores como predictor que la salud emocional del niño.

Bienestar y trabajo
El estudio también demuestra lo clave que es tener trabajo para gozar de un relativo bienestar. Y por lo tanto, lo devastador que puede ser el desempleo para la satisfacción con la vida de las personas. Pero no solo hace daño a los que no trabajan sino que también lo hace a los que están trabajando, por lo que no es muy buen síntoma para un país y su bienestar.

Otro aspecto importante es qué predice la calidad laboral, y más allá del tema monetario, aparecen otros predictores fuertes como el equilibrio laboral con la vida personal, la autonomía, la variedad, la seguridad laboral, el capital social y la prevención de riesgos laborales.

La felicidad se explica en un 40% por nuestra actitud, el resto es genética (50%) y circunstancias personales y demográficas (10%). Por lo tanto, tenemos un margen importante de intervención personal. Y aunque no lo crean, los estudios dicen que ocho de cada diez personas se cuestionan su felicidad al menos una vez a la semana. ¿Algunos piensan mucho? ¿O deberíamos pensar más en este tema?

Lo que está claro es que como indica la paradoja de Easterlin, en las sociedades donde las necesidades básicas están cubiertas el aumento de ingresos o renta no se traduce en un aumento de felicidad en las personas. En este sentido Myers y Diener afirman que la escasez puede favorecer la desdicha pero la abundancia no garantiza la felicidad.

Uno de los estudios más largos y concluyentes sobre este tema que comenzó en 1921 acabó concluyendo que “la felicidad es el amor, ni más ni menos”. Deberíamos por lo tanto reflexionar sobre qué hacer para ser más felices en nuestra vida cotidiana, por eso Dan Gilbert, psicólogo de Harvard y experto en la felicidad nos dice que nos centremos en cuatro variables y que son gratuitas: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar música y charlar.

De hecho, este investigador prolífico nos habla de la importancia de la resiliencia en nuestras vidas como factor clave. Y es que, como dice Paul Ekman, “las emociones determinan la calidad de nuestra existencia”. Y es que, como decía Kierkegaard, “la felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante“.

Podemos aprender ¿no? Y recuerde, no buscar la felicidad como resultado, pues Gruber, de la Universidad de Yale, nos recuerda que la gente que se esfuerza por alcanzar este sentimiento como meta puede terminar sintiéndose mucho peor que cuando comenzó. Como dice Victor Frankl “el éxito, como la felicidad, no puede conseguirse, debe seguirse.como si fuese el efecto secundario no intencionado de la dedicación personal a algo mayor que uno mismo”.

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