En la actualidad la orientación de las empresas ha cambiado. No solo se enfocan en alcanzar los objetivos propuestos, sino también en la inteligencia emocional. Y es que un colaborador motivado y comprendido en su entorno laboral puede llegar a ser más productivo.

Los factores en juego son la inteligencia emocional, las herramientas tecnológicas y el clima laboral.

Y recordemos esta frase: «Todos nuestros sueños pueden hacerse realidad si sólo tenemos el coraje de perseguirlos.», Walt Disney

La inteligencia emocional es hacer liderazgo de manera inteligente. Tomar las decisiones adecuadas, no solo considerando las metas y objetivos de la empresa, pero también comprendiendo a los trabajadores.

Evitar el miedo a expresar las emociones. Crear un puente de comunicación con los trabajadores fomentará seguridad y alentará al empeño en conjunto de los trabajadores por alcanzar los objetivos de la empresa.

Saber utilizar las herramientas tecnológicas. Gracias a la tecnología las decisiones se toman con más rapidez; sin embargo, representan también un alto riesgo de evitar profundizar en las relaciones interpersonales.

Otro problema que reduce la productividad es el clima laboral. Si el trabajador percibe que su jefe no lo escucha o se toman decisiones sin tomarlo en consideración, percibirá que se no cuenta con el apoyo de su equipo ni se trabaja en equipo, lo cual es perjudicial para la empresa.

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