MAS DE CUARENTA MENOS DE TREINTA

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Según algunas investigaciones, a partir de los 40 años trabajar 40 horas semanales puede ser perjudicial para las habilidades cognitivas. Pero trabajar menos también. Así que, ¿cuánto deben trabajar los cuarentones?

Si tenés más de 40 años y querés mantener tu autoestima intacta, por favor no hagas una prueba para medir tu coeficiente intelectual al final de una semana completa de trabajo. Los resultados pueden ser decepcionantes.

De acuerdo con un estudio publicado hace unos meses por el Instituto Melbourne de Economía Aplicada e Investigación Social, en Australia, si sos mayor de 40 años trabajar más de 25 horas semanales podría afectar tu inteligencia. Aunque trabajar menos también. Así que, ¿cuánto debes trabajar?

Medio tiempo o tiempo completo

Los investigadores en Australia aplicaron pruebas de lectura dirigida y memoria a más de 6.000 empleados mayores de 40 años para ver el efecto del número de horas de trabajo sobre la habilidad cognitiva de la persona. De acuerdo con el mencionado estudio, 25 horas a la semana (medio tiempo o tres días a la semana) es el tiempo óptimo que debe dedicarse al trabajo para el funcionamiento cognitivo, mientras que trabajar menos es nocivo para la agilidad del cerebro, tanto de hombres como de mujeres.

¿Están nuestros cerebros capacitados para llevar la rutina de 9 a 5 después de cierta edad?

«El trabajo estimula la actividad del cerebro y ayuda a mantener las funciones cognitivas en personas mayores. Aquí vale la teoría de ‘si no lo usás, lo perdés», comenta Colin McKenzie, investigador profesor de economía en la Universidad Keio, en Tokio. «Sin embargo, el exceso de horas de trabajo puede causar fatiga y estrés físico o mental, lo cual potencialmente daña la capacidad del cerebro para procesar información», agrega.

¿Por qué la edad de 40 es clave?

En palabras de McKenzie, nuestra «inteligencia fluida» -término que describe qué tan bien procesamos información- comienza a declinar alrededor de los 20, mientras que la «inteligencia cristalizada», o la capacidad para utilizar habilidades, conocimiento y experiencias, comienza a decrecer luego de los 30.

Ni más ni menos: 25 horas a la semana son ideales para el cerebro.
De acuerdo con el investigador, al llegar a los 40 años la mayoría de las personas comienzan a obtener resultados relativamente menos buenos en exámenes para medir la memoria, el reconocimiento espacial y la agilidad mental.

Y ya que muchos países han elevado la edad de retiro, retrasando el momento en que las personas pueden comenzar a recibir pensión, los hallazgos de McKenzie sobre fatiga cognitiva son importantes.

La ciencia detrás de esto

Los descubrimientos de McKenzie sugieren que aunque la economía nos está forzando a trabajar más horas que las generaciones anteriores, es posible que biológica y emocionalmente nuestras mentes no estén diseñadas para el estrés o la rutina laboral de 9 a 5, cinco días a la semana, cuando pasamos de los 40 años.

Antes de los 40, el cuerpo parece poder resistir todas las horas extra que se le quieran pedir. Después, ni siquiera el horario regular es una buena idea.
Antes de los 40, el cuerpo parece poder resistir todas las horas extra que se le quieran pedir.

Estudios anteriores mostraron que los trabajadores con distintas edades que realizaban tiempo extra podían sufrir estrés, deficiencia cognitiva e incluso enfermedades mentales. Por ejemplo, en 1996 la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston presentó un estudio que evidenciaba cómo el trabajo en exceso tenía un efecto negativo en la salud mental de los empleados de la industria automotriz.

La investigación de McKenzie se diferencia en que su equipo encontró que estos problemas cognitivos y de salud pueden ocurrir mucho antes de lo que se pensaba, es decir, en personas de más de 40 años que trabajan en horario regular, sin necesidad de que hayan estado haciendo horas extra.

El efecto negativo del estrés en nuestra mente se encuentra suficientemente documentado en investigaciones neurológicas. En principio nos afecta a través de hormonas, como el cortisol, producida por la glándula suprarrenal en respuesta al estrés, que pueden afectar la memoria a corto plazo, la concentración y el pensamiento racional.

Cuidar de los hijos o de una persona mayor puede añadir mucho estrés a la vida de cualquier persona.
No obstante, se cree que hay otros factores que también pueden contribuir a que los 40 sean el punto crítico. El equipo de Mckenzie está estudiando factores como los denominados «los años sándwich», una expresión que se usa en inglés para aludir al momento en que el adulto se ve en necesidad de cuidar a al menos una persona (su padre o su hijo), además de trabajar tiempo completo. Es como tener un empleo sobre otro empleo, en el que pocas veces hay oportunidad para descansar.

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