La virtualidad es el ámbito por excelencia que habita y en el que se mueve el empleado 3.0, una “especie” capaz de sacar partido a las nuevas tecnologías para la que no existen ni horarios ni lugares fijos de trabajo.
La libertad que reclama este nuevo perfil profesional avala su productividad. Y lejos de amenazar el futuro de las empresas, este colaborador -bien gestionado y liderado- es una herramienta muy poderosa, según coinciden los expertos.
Según la Asociación Americana de Freelance, existen cerca de 53 millones de personas que son trabajadores 3.0/freelance, profesionales que se aventuran a formar parte de este mundo autónomo, haciendo uso de plataformas que los ponen en contacto con empresas contratantes a nivel global, para facilitarles la tarea.
Y de acuerdo a una investigación de Global Business Survey, para el 2017 el 54% de la fuerza de trabajo será online.
“Según un informe de IDC, un 13,2% de las compañías españolas fomenta políticas de trabajo flexible. En Argentina aún no hay datos pero de la investigación realizada se desprende que el 21% de las empresas contrató al menos un profesional, el 7% dos profesionales, el 4,9% tres y el 3,1 % más de 10. Estas cifras han aumentado si se la compara con años anteriores, aunque todavía estamos muy por debajo de la utilización de este sistema respecto a Europa”.
En países como el Reino Unido el uso del trabajo 3.0 asciende al 95% y en Alemania y Francia es del 30%. Esto se debe a las diferencias culturales y empresariales con otros países, así como a una ausencia del marco legal en el tema.
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