La convivencia en la oficina, y estamos hablando de muchas horas diarias… implica relacionarse a veces con personas tóxicas, definidas como «Son personas que no han madurado emocionalmente, gente profundamente insegura y egoísta que necesitan estar cerca de alguien (su víctima) para entablar una relación absorbente que les permita descargar sus frustraciones».

Algunas de las recomendaciones apuntan a: no discutir, preservar tu positividad, no tratar de cambiar al otro y finalmente poner límites.

Evitar discutir, un mecanismo inconsciente de cualquier humano negativo es querer provocar discusiones todo el tiempo. Lo peor que puedes hacer es engancharte en su código. Al eliminar ese estímulo de tu parte, anularás ese tramo de su comportamiento nocivo.

Mantener tus hábitos positivos, por más que la persona se esfuerce en llevarte a su terreno, mantén a raya tus propios pensamientos negativos reforzando todo tu espíritu constructivo y positivo.

No intentar cambiar al otro, Muchas personas quedan ancladas en el proceso de querer que la otra persona cambie de posición. Esto no será factible si el otro no lo ve, y tampoco quiere recibir ayuda.

Poner límites, en muchos casos funciona que, cuando ya estás harto de la negatividad de la otra persona, establezcan un código (un gesto, una palabra, una acción mínima) que al otro le ponga freno. Esto evitará que se pasen límites que no estás dispuesto a tolerar.

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