Es bien sabido que ingerir algo rápido delante de la computadora para continuar con el trabajo puede repercutir negativamente en la salud. Más allá de afectar a la productividad por la falta de descanso durante la jornada laboral, esta práctica se opone a los buenos hábitos alimenticios.

Al menos así lo ratifica una investigación liderada por la profesora de Psicología del Apetito de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), Suzanne Higgs, que concluye que comer en el escritorio mientras se realizan otras tareas crea interferencias en el cerebro que, al estar distraído con dos actividades simultáneas no logra eliminar la sensación de hambre. Por este motivo, frecuentemente la ingesta de alimentos se incrementa inconscientemente y con ella, el riesgo de engordar.

En contra de estas rutinas, a veces fruto de la gran cantidad de trabajo o la falta de tiempo, existen corrientes nutricionales como el ‘Mindful Eating’, una guía para mejorar la alimentación a base de prestar atención a lo que lleva cada cucharada.

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