Muchas empresas creen que el lugar de trabajo debe ser un sitio serio, sin espacio para el humor y la risa. Sin embargo, son muchos los profesionales que destacan los beneficios de la risa. No solo sirve para reducir el estrés, sino que la diversión, bien canalizada, puede aumentar la productividad y la capacidad de innovación.

Además, un ambiente de trabajo desenfadado resulta más atractivo para los profesionales, ya que mejora el clima laboral y aumenta la satisfacción de los empleados. Sirve tanto para retener el talento como para atraer a cualquier trabajador que busque empleo.

Son muchas las formas en las que las empresas pueden potenciar la motivación de los trabajadores a través del humor. El experto Eduardo Jáuregui, cofundador de Humor Positivo y autor del libro ‘Alta diversión: los beneficios del humor en el trabajo’, apunta en un artículo en Infojobs 10 opciones para convertir las tareas en un juego.

1. Transformar la realidad

Es una táctica que sirve para estimular la imaginación. Stacy Yusim es una empleada de la agencia BOCA (en EEUU), y tenía que preparar dos simposios. Para hacer más divertida tan ardua tarea, decidió hacerlo como si fuera un concurso de televisión, en el que debían adivinar tiempos, costes, elegir jugadores, comprar premios… de esta manera hizo mucho más divertida la preparación de los simposios.

2. Competición

La competición añade un elemento divertido a cualquier tarea. Permite a los trabajadores dar lo mejor, incluso en las tareas habituales.

3. Celebración

Celebrar los pequeños triunfos que se logren, ya sea con actos simbólicos o con grandes fiestas, aumenta la satisfacción por el trabajo bien hecho.

4. Recompensas

Una de las formas más sencillas de motivar a un trabajador es reconocer el trabajo bien hecho. Entregar un pequeño obsequio multiplica el efecto motivador. Algunos objetos que han sido utilizados por las empresas son entradas de cine, masajes o chocolate. Algunos más ingeniosos pasan por cupones intercambiables por “10 minutos de silencio” o “30 segundos de tu jefe caminando como un gorila”.

5. Regalos colectivos

Las recompensas no tienen por qué ser individuales. También se pueden entregar a un grupo que se lo ha ganado. Un ejemplo es el de un directivo de GTE Data Services, que de vez en cuando sorprendía a su equipo (formado por 80 trabajadores) con una tarde de cine, pagada por la empresa.

6. Sorpresas ocultas

Otra ingeniosa recompensa es esconder regalos en el lugar de trabajo. Jeff Alexander tenía una consulta de ortodoncia, y para motivar el uso de circulares metia algo goloso en los buzones, y anunciaba que alguien iba a tener una sorpresa.

7. Intercambio de regalos entre compañeros

En Pacific Bell crearon un sistema de recompensas ente compañeros denominado ‘Te pillé’. Cada persona disponía de varios bonos de cinco dólares, que podría entregar a cualquier persona que pillaba trabajando bien.

8. Premio a esfuerzos especiales

Hay momentos en los que se les exige a los trabajadores esfuerzos adicionales, que es recomendable recompensar. Puede ser positivo dar un toque de humor a dicha recompensa, además de devolver las horas que haya tenido que hacer de más. La empresa EDS llegó a entregar cheques de 500 dólares con instrucciones sobre como usarlos, incluyendo una fiesta en casa con familiares y amigos.

9. Auto-regalos

Uno mismo debe pensar recompensas que se debe hacer para motivarse en el camino a las metas propuestas. Por ejemplo, se puede autoprometer un pastel si se cumple determinado objetivo.

10. Castigos

Las penitencias también pueden ser divertidas. Una directiva de SABER (una empresa de software para aerolíneas) puso un bote en la oficina para que la gente donase 25 céntimos al cometer pequeñas faltas, como llegar tarde o fallar en un plazo. Con el dinero recaudado se iban de fiesta o compraban donuts. En Scient, quien llegaba tarde a una reunión tenía luego que contar un chiste o cantar una canción.

El Economista

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