Trabajar en una oficina implica estar en contacto con diferentes categorías de jefes. Muchos de ellos se quejan del micromanagement, el estilo mediante el cuál los altos gerentes prestan especial atención a los detalles del día a día de la empresa y al trabajo que realizan sus empleados. Pero en definitiva nadie entiende bien por qué es tan utilizado para organizar y administrar tareas; por qué es necesario cortar y formatear la información de diferentes maneras para después chequearla y rechequearla. A nadie le parece productivo y sin embargo, es común.
Especialistas en el arte del management enumeran dos razones:
1) A los jefes les preocupa sentirse desconectados
A medida que un profesional escala posiciones dentro de una empresa, a menudo se siente desconectado del trabajo real de la organización que administra. Es una realidad que tendrá menos contacto con los clientes o con los productos, entonces es común sentirse alejado de la acción. Una manera de reducir esa ansiedad es exigir información de todos los canales posibles. A través de reportes, reuniones y conversaciones uno-a-uno busca la mayor cantidad de datos posible.
Pero como este intento de mantenerse conectado es, en realidad, poco planeado el resultado es que diferentes jefes en diversas áreas terminan mirando los mismos datos desde ángulos diferentes.
2) A los jefes les gusta el territorio operacional
Pasar de empleado a jefe es una transición difícil. Primero hay que entender que las habilidades por las que fueron promovidos –esencialmente operacionales: manejar un presupuesto, alcanzar objetivos, solucionar problemas- no son necesariamente importantes en un puesto de gerente.
En los niveles gerenciales, lo estratégico es más importante que lo operacional. Y para hacer esa transición mental los jefes necesitan confiar en su equipo de todos los días y guiarlos para alcanzar los objetivos deseados, no hacer el trabajo por ellos. De manera subconsciente muchos jefes siguen trabajando en lo operacional porque es allí en donde se sienten más cómodos.
Entonces cuando la necesidad de información se choca con la tendencia a ser operacional- nace el micromanagement.
La buena noticia es que estas tendencias son reversibles. Se puede reunir a todas las partes para mostrar las dificultades que genera este modelo. El mensaje es para los jefes: es importante que, con cada ascenso, aprendan un poco más cómo organizar su equipo de trabajo para obtener la información que necesitan sin abrumar a todos sus empleados.
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