Responder el correo electrónico es una de nuestras tareas frecuentes en el mundo de la oficina antes de oprimir la tecla ENVIAR es siempre conveniente leerlo al menos una vez con atención para corroborar que lo escrito coincide con lo que queremos comunicar.
¿Cómo alguien que vivió más más de un siglo antes de que existiera Internet puede enseñarte etiqueta en la red?
Bueno, Lincoln escribía cartas ofensivas a sus rivales políticos, pero jamás las enviaba. Descargaba su frustración en papel y luego las guardaba en un cajón. Al día siguiente, cuando la intensidad de sus emociones se había aplacado, escribía y mandaba cartas más amigables y conciliadoras.
El consejo es hacer lo mismo con estos mensajes. Puede que tus emociones sean válidas, pero eso no significa que reaccionar en el momento te beneficie.
Saccudirse la ira, guardar el borrador y volver a él más tarde, cuando los vientos se hayan calmado. Para entonces, volverás a ser suficientemente racional para editar el texto y reducir a su mínima expresión las partes ofensivas o, mejor aún, reescribirlo en un tono más amable.
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