Las mismas empresas que no escatiman esfuerzos para conseguir empleados talentosos, deberían aplicar la misma dedicación a desarrollarlos todavía más una vez que los tienen.
Algunas empresas comprenden que para ser competitivas es fundamental que tengan entre sus filas gente con talento. Por eso dedican tiempo y esfuerzo a la búsqueda de esos individuos. El problema es que suele ocurrir que después de conseguir esas personas, o se olvidan de que están o no las aprovechan allí donde verdaderamente hacen falta. Pocas usan a su gente talentosa de una manera competitivamente talentosa, aumentando su visibilidad y movilidad y creando experiencias de trabajo que los enriquezca cada vez más.
Muchas veces ocurre que un gerente busca infructuosamente a la persona adecuada para una tarea en particular sabiendo que él o ella ya está trabajando en la compañía. Y, paralelamente, mucha gente talentosa suele sentirse atrapada en algún rincón oscuro de la compañía en que trabaja sin poder dar nunca con experiencias y desafíos que le permitirían crecer. Cuando eso ocurre, no tardan en buscar otro trabajo.
En un entorno como el actual, de negocios interconectados y basados en el conocimiento, los activos intangibles (como habilidades, reputaciones y relaciones) generan un gran valor. Una eficaz distribución de recursos significa liberar el valor del talento movilizando a la gente valiosa hacia donde están las mejores oportunidades, aquellas que den lugar a nuevas habilidades y nuevo conocimiento.
Como la gerencia debe desarrollar y ejecutar sin pérdida de tiempo iniciativas que creen valor, el talento se vuelve cada vez más importante para el desempeño empresarial, y las compañías deben desarrollarlo más rápido que nunca.
El hecho es que los modelos jerárquicos tradicionales, que orientan los recursos hacia donde las empresas creen que más se necesitan, están mostrando ser poco eficientes en aprovechar y desarrollar talento. Deberían – se dice ahora – reemplazarse con métodos donde lo que se orienta y aprovecha es el talento y el conocimiento. Un instrumento para lograrlo es el mercado de talento, que puede ser formal o informal.
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