Hasta hace menos de cinco años, hablar de teletrabajo resultaba, para muchos, hacer referencia a un tema “futurista” y, en el mejor de los casos, a una tendencia restringida sólo a un tipo de profesionales o reservada para cierto tipo de empresas. Sin embargo, en la actualidad, las cifras son categóricas respecto al fuerte aumento de los trabajadores que se desempeñan en forma remota, parcial o totalmente, en todo el mundo y, por cierto, en Latinoamérica.
Existía entonces, y hasta ahora, muchos prejuicios respecto de la viabilidad del teletrabajo o e-Work. Por un lado, gerentes que decían que era poco probable de aplicar en muchas tareas, que exigía dotar de dispositivos tecnológicos a los empleados en sus hogares y que no se contaba con los medios para realizar un control de quienes pudiesen trabajar en sus casas.
Si analizamos cada uno de los prejuicios veremos que ellos están absolutamente superados y ya no son argumentos válidos. Hoy, en efecto, existe un vasto campo de trabajo que se puede realizar remotamente siendo sólo los encargados de atender personas o de realizar obras “en campo” quienes no pueden acceder a esta modalidad, en 100%. El resto –vendedores, periodistas, administrativos, contadores, abogados, profesionales del marketing, entre muchos otros- está dentro del creciente universo de trabajadores remotos. Esto, se prueba con el fuerte aumento de empresas que permiten a sus trabajadores desempeñar sus tareas al menos uno o dos días a la semana desde sus casas o bien tener horarios más flexibles. Pregunte y se sorprenderá.
Respecto de los horarios, la situación es exactamente al revés del prejuicio, es decir, un teletrabajador puede tener horarios más flexibles, ya que ahorra al menos dos o más horas de traslados hacia la oficina, salida a almorzar, etc. puede planificar mejor sus tareas. A las 08:00, en lugar de estar saliendo hacia la locomoción colectiva o hacia el “taco”, puede ya estar online y trabajando con menos estrés.
Incluso, en algunos casos, los trabajadores remotos pueden “permutar” horarios hábiles para realizar tareas personales que antes hacían en sus horarios de colación o después de las 19 horas, como ir de compras o realizar trámites. Todo depende del momento y las necesidades propias y de su empleador, como así también de los objetivos planteados. La comunicación se torna así en la mejor aliada de la planificación, por lo que existe tanto un beneficio personal como para la organización en que se desempeña. Se reduce el estrés y se logra una mayor identidad o cercanía con la empresa que le otorga facilidades de trabajo.
Al mismo tiempo, el e-Work ha dejado de ser incertidumbre para quienes laboran en forma independiente ya que los medios electrónicos permiten cada día mejorar aún más sus ingresos, desarrollando tareas para organizaciones incluso de otros países, encontrando en las nuevas tecnologías su mejor aliado. El teletrabajo ha roto la barrera de los límites físicos y, con ello, la del prejuicio.
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