Aunque antes llegar primero e irse último era sinónimo de ser un buen empleado, hoy lo que manda es la productividad. Cumplir en el tiempo que se debe, y no dar la vida en tu puesto laboral.
En un panorama como este, el ambiente laboral es determinante en la calidad de vida; de ahí que las empresas deban implementar buenas prácticas para aumentar la felicidad y la productividad de los empleados.
Ahora, ¿cómo mejorar la productividad? Aquí algunos consejos:
Disminuir la formalidad y la centralización en la toma de decisiones.
Disminuir la complejidad, entendida ésta como división del trabajo. Esto se traduce en permitir que las personas no realicen tareas estandarizadas.
Aplicar otros beneficios que no sean exclusivamente la renta.
Establecer disposiciones espaciales y físicas que permitan reducir el estatus y poder. Por ejemplo, que no exista una oficina separada del jefe y los empleados, evaluación en 360 grados, trabajo conformado por equipos multifuncionales, etc…
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