Es frase común decir: «Estoy estresado», no puedo trabajar o estudiar. Lo cual, según los expertos está equivocado porque uno de los factores más interesantes del estrés “bueno” (o estrés controlado) es que mejora el desempeño intelectual y la capacidad de la memoria.

Estudios aseguran que una mayor facilidad de aprendizaje en hombres y mujeres que viven con un nivel de estrés controlado. Para un ejecutivo que depende de sus neuronas en cada segundo de su día de trabajo, es todo una noticia. Se debe a que el estrés es capaz de estimular la producción de las llamadas proteínas regenerativas, que favorecen el surgimiento de nuevas conexiones cerebrales.

De acuerdo con investigadores alemanes de la Universidad de Freiburg, se descubrió que el estrés también puede ser un motivador de nuevas amistades. El estudio demostró que personas expuestas a situaciones estresantes tienden a socializar con más facilidad, compartiendo sus ideas y experiencias, por no mencionar los beneficios al sistema inmunológico: el estrés, en niveles saludables, hace que el cuerpo genere anticuerpos con mayor velocidad y mantenga al individuo en estado de alerta. Pero si excede ese nivel, las funciones de su cuerpo sufren. ¿El motivo? La adrenalina se une al cortisol, “fabricando” una mezcla tóxica en el organismo, capaz de causar lapsos de memoria, taquicardia, presión alta, alergias, tensión muscular, irritación sin motivo aparente, falta de concentración e incluso… miedo.

La recomendación es que al percibir que se está llegando al límite, «deje de hacer lo que estuviera haciendo, y tome una pausa. Respire o haga ejercicios, escuche música o lea el capítulo de un libro que no tenga nada que ver con lo que está haciendo, dé una “vuelta” por las redes sociales (sin compromiso) o juegue en línea durante 10 minutos. Trate de hacer esto en el entorno laboral, mantenga su índice de estrés a raya y obtendrá buenos resultados.»

Los especialistas son unánimes: los momentos de hiperactividad siempre deben ser cortos, jamás extensos. Como el jamaiquino Usain Bolt que solía tardar menos de 10 segundos (en los 100 metros llanos, su prueba más fuerte) en cruzar la línea de llegada y quedarse con la medalla de oro —¡una y otra vez!—, la teoría parece tener sentido.

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