Y como dijo Benjamín Franklin: «Las tres cosas más difíciles de este mundo son: guardar un secreto, perdonar un agravio y aprovechar el tiempo.

La productividad no tiene que ver con trabajar más horas, sino que es cuestión de sacar partido a las que se trabaja. Tiene que ver con planificar más y distraerse menos.

Entonces manos a la obra con estas sugerencias, que multiplicaran tu productividad tanto en la vida personal como en el trabajo.

1. Dividir las tareas en pesos pesados, pesos medios y pesos pluma

Obviamente los pesos pesados son aquellas que te van a llevar bastante tiempo; pesos medios, las que hace tiempo que están pendientes y que puedes ir abordando para despejar la mente, y los pesos pluma, tareas cortas o menores de 5 minutos -una vieja máxima de productividad- que puedes hacer inmediatamente. Ya sólo apuntarlas en tu gestor de tareas te va a hacer perder tiempo.

Ya avanzamos un punto porque nos quedan las de categoría larga y mediana. ¡Adelante!

El secreto es como planificar las que requieren toda nuestra energía y en este punto cada uno deberá elegir si enfocarse a primera hora de la mañana u otro horario cómplice de la quietud que la misma necesite.

Las tareas más importantes se pueden planear a días concretos de la semana. Así cada día antes de empezar a trabajar ya se tiene un esquema previo de tareas.

2. Planificar durante unos minutos las tareas más repetitivas

Son esas tareas que la gran mayoría se arranca enseguida a realizar sin pensar antes como hacerlo de la forma más eficiente. Establecer una secuencia lógica para no efectuar dos veces la misma cosa parece trivial, aunque marquen sólo una diferencia de segundos, en tareas que implica hacer esto mismo cientos de veces al día es mucho tiempo.

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