Khalil Gibran: “Amar a la vida a través del trabajo, es intimar con el más recóndito secreto de la vida”

Amar el trabajo no significa no tener un mal día y desear tirar todo por la borda. Tiene que ver con la motivación constante: son aquellos que se levantan y, cuando se lavan la cara, sienten tanta estima por su labor que no temen empezar el día. Están contentos con lo que hacen, más allá del salario, de los malos ratos o del transporte público que no llega a tiempo. ¿Cómo lo logran?

1) No se sienten desconectados de su vocación inicial
Aunque todas las carreras profesionales tienden a desviarse del objetivo inicial, los que más felices son en sus trabajos nunca se alejan del todo de aquella razón que los motivó a empezar con lo que hacen. Aunque a veces resulte más difícil que otras concentrarse en un objetivo, de alguna manera logran encontrar, devuelta, la motivación necesaria para encaminarse en su proyecto profesional.

2) Son realistas
A veces se los llama “Portfolio thinkers”, es decir, pensadores de portfolio. Como en el caso de las acciones que cotizan en bolsa, un portfolio generalmente comprende un mix de diferentes apuestas: algunas serán un éxito, otras más conservadoras, y otras un desastre. Los portfolio thinkers son los que entienden que no todas sus ideas serán ganadoras y que por eso no son lo peor que le ha ocurrido a la empresa. Cuando tienen éxito, no se vuelven insoportables tampoco. Saben que cada paso los acerca a dónde quieren estar y no se dejan desmotivar en ningún caso.

3) Planean para el futuro
Las personas motivadas saben que la única constante es el cambio. Entonces se convierten muy rápidamente en personas que planean para el futuro. Tal vez saben que la posición que buscan hoy esté ocupada pero también tienen la certeza de que esto no será así para siempre. Con la mirada en el primer premio se preparan para ser los primeros en la línea de sucesión y estimulan a otros para que hagan lo mismo. No lo hacen porque son presionados de manera interna por un representante de Recursos Humanos sino porque aman su trabajo y lo quieren hacer mejor todos los días. Inclusive cuando llegan a ese puesto deseado, saben mirar para abajo: lo bueno de la gente exitosa es que quiere crear otras personas exitosas.

4) Son líderes naturales
Las personas que aman su trabajo atraen la atención de sus colegas porque las personas, en general, quieren estar cerca de individuos pasionales, que hacen lo que sea para conseguir sus objetivos. En otras palabras, la pasión es contagiosa. Si se los coloca en grupos desmotivados, la diferencia puede ser muy provechosa para las empresas.

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