José Martí: “Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles, es malsana. Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos”
La naturaleza es sabia.
Nos lo ha demostrado durante siglos y sigue haciéndolo ahora. Las flores y plantas con las que decoramos nuestras casas no están sólo para hacerlas más bellas. Los beneficios que reportan estos seres vivos son indispensables para nuestra salud, nuestro estado de ánimo y, en general, para mantener una calidad de vida de una forma sencilla y natural.
Sus propiedades físicas y químicas traen consigo muchas ventajas. Pero, para disfrutar de ellas, lo primero que tenemos que hacer es incluirlas en nuestro hogar.
Renueva la calidad del aire
Una de las principales actividades que realizan las plantas, es la filtración del aire a través de un proceso vital llamado fotosíntesis: el dióxido de carbono es absorbido y transformado en oxígeno que, de nuevo, será expulsado al exterior, renovando así la calidad del aire.
El ciclo habitual de la fotosíntesis se lleva a cabo por la mañana, ya que aprovechan la luz solar para dicha actividad. Pero existen otros grupos de plantas pertenecientes a ambientes calurosos, que invierten el orden y la realizan por la noche.
Humidifica el ambiente
Una planta incrementa la humedad en el aire. Esto nos beneficia porque contribuye a que mantengamos nuestras mucosas, la garganta y la piel bien hidratadas. Asimismo, evita que padezcamos otros males derivados de un ambiente seco como son la tos o la irritación de la piel.
Un estudio ha demostrado que la Philodendron Pertusum, aumenta hasta un 5% el nivel de humedad en el aire.
Barriendo la atmósfera
Son un remedio natural contra la polución: absorben gases nocivos y partículas químicas como el formaldeído (humo del tabaco), el benceno (también existente en los cigarrillos) o el tricloroetileno (pegamento de aerosol). Estos contaminantes son procesados por la planta y transformados en nutrientes, con la ayuda de unas bacterias que se encuentran en la raíz. Para conseguir unos resultados palpables, es necesario hacerse con un grupo de distintas especies.
Absorbe el humo, microorganismos patógenos, volátiles… y capta el polvo y los ácaros, reduciendo su presencia en el aire hasta un 20%. Gracias a esta limpieza, la sensación de fatiga que experimentamos, como consecuencia de una atmósfera cargada, disminuye.
Reduce el ruido
Sobre todo en lugares cerrados y con suelos duros. Aunque esta alteración acústica se percibe más cuando la frecuencia del sonido es muy alta. Se puede decir que ahoga los sonidos.
Mejora el ánimo y el bienestar
Tener plantas en casa tiene efectos psicológicos y anímicos positivos. El contacto que mantengas con éstas, no determinará dichos efectos, pues serán igual de favorables tanto si las contemplas como si trabajas con ellas.
Reduce tu estrés, te relaja y te anima
Incrementa el nivel de concentración y comprensión, y atenúa sentimientos negativos como son el miedo o el enfado. Además, está comprobado que un enfermo se recupera más rápido y mejor en presencia de flores y plantas.
Su inclusión en nuestras vidas influye tanto y tan positivamente que las empresas están introduciéndolas en sus lugares de trabajo para sacar partido de sus beneficios. Hay estudios que han demostrado que trabajar con plantas disminuye el absentismo e incrementa la eficacia y productividad del empleado.
Psicológicamente han resultado ser un estimulante absolutamente sano y natural. De ellas han derivado la cromoterapia y la aromaterapia, técnicas que ratifican que la influencia de los aromas y los colores, además de las funciones físicas y químicas de las plantas, estimulan y crean una sensación de bienestar en las personas, que desembocará en las demás parcelas de nuestras vidas.
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