El discurso de fin de año es algo clave para las organizaciones. Ya sea si la decisión es de ser más informal y decir sólo unas palabras, la idea de improvisarlas no sería lo mejor. Qué tipo de alocuciones son las mejores y cómo las preparamos.

Las celebraciones de cualquier tipo, especialmente las de fin de año, son ocasiones especiales llenas de cariño y de mirada retrospectiva a la vida en común, aunque sea un breve recuadro en la historia de los presentes. En general, ahora es el momento para revisar el pasado y establecer intenciones para lo que está por venir, incluidas sus posibilidades y deseos. Asimismo, reconocer que no se están logrando los resultados deseados, y las formas en que asumir la realidad se traduce en un aprendizaje compartido.

Por supuesto, no es lo mismo brindar en casa, en familia o con amigos, que decir unas palabras con responsabilidad en el mundo empresarial, porque es un momento de exposición pública frente a quienes comparte trabajo, ya sea que los conozca o no.

Un primer aspecto a tener en consideración es que el mensaje que uno desea transmitir debe adaptarse a la ocasión, los invitados y la audiencia específicos. Sobre la base de estos tres pilares, se formará la estructura. Además, en organizaciones con protocolos ya establecidos, se debe guiar por ellos, aunque en la actualidad la tendencia sea de ir dejando atrás costumbres rígidas, y flexibilizarlas un poco. 

En cuanto al público, pueden ser presenciales o virtuales, o ambos. También puede ser grabado por el responsable, y luego proyectado en pantalla gigante, o enviado a través de los canales internos de la empresa. Además, todos los teléfonos apuntarán al hablante y la persona aparecerá en las redes sociales de sus colegas.

Como se mencionó anteriormente, este mensaje no es un inocente “¡Felicidades!” Hay más. Por eso puede ser un reto para la persona encargada de decir unas palabras, porque por más simple que parezca una situación, tiene un gran significado.

Tres estilos frecuentes de brindis.

Partiendo de que todo comunica, el hecho de que cualquiera hable de forma más o menos formal en un entorno empresarial o laboral es un hecho que no puede pasar desapercibido, pues por mucho que se utilice música de fondo alegre para hacerlo, está en su rol de jefe.

El brindis dura sólo un momento, pero la huella que puede dejar en la imagen de las personas, su trayectoria y el mensaje que transmite perdurará para siempre. 

En general, existen tres estilos de brindis: informal, coloquial y formal. Repasemos cada uno:

Informal

En muchas empresas con una cultura relajada o celebraciones informales, existe una tendencia hacia la informalidad. Ese encuentro espontáneo, casual, no es lo mismo que coloquialismo. El estilo informal está relacionado con la improvisación en algún momento de la celebración. A menudo, la persona puede utilizar su propio lenguaje como si no estuviera en un entorno empresarial. Ha pasado en decenas de reuniones donde un socio habla como si sólo estuviera con sus accionistas e ignora a todos los empleados que son los que hacen que la actividad funcione.

También suele pasar que a lo largo del evento, se suele animar a alguien a decir unas palabras, tal vez esa persona no está preparada, o ya haya hecho varios brindis antes, por lo que no es lo más conveniente. La buena noticia es que puede evitar estos riesgos si se prepara con anticipación.

Coloquial

Ser coloquiales, en cambio, significa utilizar el lenguaje propio del día a día de la empresa. Se agregarán características típicas de la cultura corporativa en la construcción del mensaje, los gestos, la emoción y la rima, y ​​se puede incorporar un toque personal por parte del orador, alguna referencia a un evento del año reconocible para el público y una parte adecuada del sentimiento.

Formal

Un brindis con estilo formal es el que sigue una estructura premeditada y prearmada. Muchas veces es un manuscrito leído que probablemente debió repetirse varias veces. Después de varios borradores, una persona es designada para decirlo en público

Este es probablemente el más distante de todos los estilos, aunque uno puede poner su propio tono e imprimirlo. Dado que sigue reglas de protocolo específicas, es la solución si desea hacer las cosas sin demasiado involucramiento. También se utiliza para transmitir mensajes desde la corporación directos o subliminales en palabras complejas estudiadas al milímetro. Hay empresas que incluso hacen que el departamento legal revise los discursos, y docenas más que encargan a los asistentes que descarguen el texto de Internet, lo revisen un poco y simplemente lo digan.

Y para terminar, compartimos estos tips para brillar aún más en esta ocasión:

  1. Lugar para brindar: de preferencia busque un lugar donde lo puedan ver, lo mejor iluminado posible, y utilice un micrófono adecuado: uno de solapa que se pueda enganchar a la ropa, o uno de mano inalámbrico o de cable, o si le sirve de ayuda los gestos para expresarse mejor, entonces use uno de pie. Llegue al menos media hora antes del evento para conocer el lugar, realizar una inspección técnica completa, conocer el cronograma y hacer ajustes de última hora. Lleve siempre un bolígrafo y papel extra, copias impresas e impresiones digitales de lo que se dirá, y agua lista. Y, por favor, absténgase de beber alcohol hasta que termine el discurso.
  2. No utilice estrados de madera: estos impiden que las personas vean todo el cuerpo, el público apenas puede ver la parte superior del torso, lo que no favorece la comunicación abierta. Ver el cuerpo entero es una de las señales de identidad de la transparencia. En cualquier caso, utilice un podio acrílico.
  3. Practique bastante: Es mejor evitar llegar al último minuto para dar un discurso. Un buen ejercicio es grabarse unas cinco veces para practicar antes de finalmente hablar, especialmente si no cuenta con la práctica suficiente; busque la opinión de alguien en quien confíe y reciba feedback.
  4. No se aprenda el discurso de memoria: es un riesgo, ya que si se olvida alguna parte, ya no sabrá cómo continuar. Es preferible llevar notas y usarlas como guía, o contar con una pantalla en el frente donde pueda ver todos los puntos principales y así no perderse.
  5. Evite lo que se conoce como “discurso blanco”: estos discursos son los que contienen muchas palabras, pero no tienen sustancia, no dicen nada, no tienen profundidad. Muchas empresas utilizan este estilo. Es mejor agregar algo con algún tipo de atractivo, imágenes, una anécdota relacionada con la empresa, y que tenga un mensaje. 

Muchas gracias, y felicidades para todos.Brindis discurso

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