A pesar de los obstáculos y de los argumentos en contra, hay quien advierte ventajas en esta fórmula laboral: una investigación de Gallup revela que «aquéllos que trabajan desde casa -al menos tres o cuatro días a la semana- están mucho más enganchados y comprometidos que los que acuden diariamente a la oficina (un 41% frente a un 30%). La flexibilidad, los ahorros y las cuestiones que se refieren a la atracción y retención de los empleados aconsejan la adopción de modelos de trabajo desde casa.
Y otra investigación de Citrix pronostica que el 89% de las organizaciones de todo el mundo ofrecerá «estilos de trabajo móviles» a sus empleados en 2020.
Los expertos proponen soluciones para ascender, eliminando así esa desventaja del teletrabajo. Una de ellas es decírselo al jefe y confiar en que éste cambie de opinión acerca de la idea falsa de que quien teletrabaja está más interesado en la conciliación que en la promoción profesional. Hay que ser muy claro acerca de cuáles son las expectativas y objetivos de ascenso.
También se aconseja planificar encuentros puntuales con quien manda -pueden ser semanales- para facilitar la valoración acerca de la contribución real por el trabajo que se realiza a distancia.
Otra sugerencia es encontrar el equilibrio perfecto entre el teletrabajo y acudir a la oficina, algo que depende de cada profesional. La idea es que existen ciertos «momentos clave» en los que el contacto personal fluye de manera más eficiente, por lo que resulta conveniente reintroducir la interacción personal que se pierde en ciertas comunicaciones electrónicas.
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