Un estudio llevado a cabo por la Escuela de Administración y Dirección de Empresas del Instituto de Tecnología de Massachusetts, MIT Sloan, ha demostrado que «los equipos dispersos”, aquellos que desempeñan un trabajo común desde distintos espacios, ciudades e, incluso, países, presentan mejores resultados que están localizados en un mismo espacio,» siempre y cuando trabajen bajo un sistema de colaboración bien definido.

Pero, por otro lado, no hay que olvidar la importancia del contacto humano. Es especialmente importante hacer que los equipos se reúnan regularmente para incidir en ese sentido de pertenencia, de colaboración y unidad. También para reforzar los lazos entre la compañía y sus empleados y, por último, para identificar y revertir aquellos casos que muestren signos de desmotivación o desorganización.

Finalmente, un aspecto que hay que trabajar y que afecta directamente a las empresas que vayan a trabajar con este tipo de equipos, es la confianza. A menudo, las compañías tratan de estar tan encima de estos trabajadores que, en su afán de control, acaban estresando o desmotivando a los mismo. Esto además de ser contraproducente, ya que anula las ventajas de esta nueva forma de trabajo, implica no estar trabajando bajo el enfoque del trabajo a distancia, sino bajo la perspectiva tradicional –y poco efectiva, según varios estudios, incluso cuando ésta se aplica a espacios de trabajo cerrados de oficina- de Micromanagement.

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