Las tres reglas de la comunicación de crisis son “ser rápido”, “ser útil” y “ser de oídos abiertos”. Una crisis en su jornada laboral podría ser algo tan común como el envío de un correo electrónico a la persona equivocada, o tan grave como un error de cálculo financiero. Aunque no siempre puede solucionar un problema con esas tres reglas, puede mitigar las consecuencias.
Pero ¿cómo poner las tres claves en práctica?
Recuerde que cuanto más rápido diga a la gente lo que pasó, más rápido puede entrar en acción. Eso sí, siempre tenga un plan de contingencia.
Segundo, ¿cómo puede ser útil cuando usted acaba de crear un problema para otras personas?, pues haga todo lo posible para palear los daños.
Tercero, permanezca abierto y decida cómo abordar la situación.
Luego, programe una reunión con su superior o con su equipo para explicar lo ocurrido. Explique qué se está haciendo para corregir la situación, y lo que se hará en el futuro para prevenirlo. Conteste cualquier pregunta con calma. Y entregue información de seguimiento según sea necesario.
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