El término resiliencia tiene su origen en el campo de la Física, donde hace referencia a la capacidad de un cuerpo de recuperar su forma original después de un impacto o deformación.

Fue Michael Rutter , autor de «Resilience: Some conceptual considerations», quien introdujo este concepto a la Psicología, definiéndolo como “un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida sana en un medio insano”.

Por su parte, Suniya S. Luthard, en «The Construct of Resilience: A Critical Evaluation and Guidelines for Future Work,» la entiende como un “proceso dinámico que tiene por resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad”.

Se trata, por lo tanto, de la capacidad que tienen las personas para superar los problemas que inexorablemente surgen a lo largo de la vida, e incluso salir reforzados de ellos.

LLegado este punto tenemos que preguntarnos: ¿Por qué es importante en el entorno de trabajo?

Con un ritmo laboral cada vez más frenético y en un entorno de incertidumbre y constantes cambios, los profesionales tienen que hacer frente, hoy más que nunca, a jornadas estresantes, problemas, imprevistos, novedades. La respuesta es que como sea afrontado este escenario va a depender de la resiliencia de los empleados.

En estas circunstancias habrá personas que ante una situación de crisis son capaces de enfrentarlas y encontrar una solución sin perder los nervios, mientras que otras se bloquean y son presas del pánico en cuanto les sacan de su zona de confort.

En términos generales, los beneficios de la resiliencia en el entorno laboral se extienden a los aspectos de la gestión emocional, el manejo del estrés, empatía y en consecuencia un desarrollo personal y profesional genuino.

Mejor salud mental. Las personas resilientes poseen una mejor gestión emocional y son capaces de relajarse y mantener la concentración en momentos de tensión, ofreciendo un enfoque positivo de los problemas.

Mejor gestión del estrés. No es que no perciban el estrés, sino que la resiliencia de los empleados les permite manejar estos escenarios de forma competente.

Más crecimiento personal. Al saber adaptarse a las exigencias del momento, las personas resilientes son más flexibles y están abiertas a aprender nuevas habilidades y asumir nuevos retos, es decir, a salir de su zona de confort, lo que beneficia al potencial innovador y creativo de su empresa.

Mayor conexión con otros. Su alta gestión emocional les convierte en personas asertivas y empáticas, influyendo en la creación de climas de trabajo positivos.

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