“Se necesita coraje para pararse y hablar. Pero mucho más para sentarse y escuchar”. Winston Churchill.
La comunicación es descrita como una función interactiva entre las personas, que implica saber escuchar. Conversar es entender con la cabeza lo que la otra persona me este diciendo, pero la verdadera comunicación es cuando escuchas con el corazón, actualmente se están fomentando valores desde la perspectiva individual de tal manera que se refleje en los buenos resultados de una organización.
Podemos enumerar algunos sectores donde la comunicación es imprescindible, dependiendo del grado de aplicación es como se logra el éxito.
La primera gran empresa donde debemos evaluar la comunicación es el hogar, diariamente convivimos con los miembros de nuestra familia y nos damos cuenta que somos diferentes, en edades, gustos, formas de vestir, de hablar, etc., lo que genera que en ocasiones se eviten temas específicos como el área dinero, familia política, entre otros porque en lugar de escuchar nos hacemos juicios generando conflictos.
En las organizaciones la misión, visión y valores, están dando énfasis al crecimiento de la misma, generando en los trabajadores motivación y entusiasmo, sin embargo saber escuchar es una tarea nada fácil al nivel gerencial, pero cuando lo desarrollas te convierte en un excelente comunicador en la organización; en muchas revistas especializadas del mundo empresarial, se encuentran reportajes, entrevistas, homenajes a diversas personas que desempeñan o han desempeñado un puesto directivo o gerencial, esas son personas exitosas que han puesto al servicio de los demás una de las habilidades más exitosas, “saber escuchar”.
Saber escuchar, entonces es una habilidad que trae beneficios a quien transmite y a quien recepciona el mensaje, ciertamente se corre el riesgo de volverte vulnerable al transmitir pensamientos o sentimientos, pero bien vale la pena arriesgarse cuando el objetivo es mejorar las relaciones interpersonales.
La realidad es que, cuando se nos escucha auténticamente tenemos tendencia a expresar más cosas, y con mayor profundidad y riqueza de detalles que si se nos escucha superficialmente. Esta es la oportunidad que aprovechan los negociadores exitosos. Cuando el interlocutor percibe que lo estamos escuchando con interés, nuestra influencia es mayor.
El análisis que este autor escribe, en mi opinión se refiere a que en ocasiones, manipulamos la conversación y nos convertimos en consejeros, victimas o jueces, cuando asumimos este papel, queremos demostrar superioridad, que estamos siendo afectados con las decisiones de otros o simplemente juzgamos desde nuestra experiencia o vida personal.
Ahora bien en el libro del Quinto Acuerdo, es precisamente el quinto acuerdo que da vida a este ensayo.
José Alberto Solórzano López
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