Un estudio realizado por el MIT demuestra que aquellas empresas, que apuestan por la diversidad de género y el liderazgo de las mujeres en sus plantillas, consiguen conformar grupos de trabajo más productivos y creativos, puesto que esta práctica permite integrar un mayor conjunto de habilidades en el mismo equipo.

Y es que, a modo de analogía, un equipo de fútbol compuesto solo por delanteros (por muy efectivos que estos sean) no será capaz de distribuir bien el juego en el medio campo o parar los goles del contrario bajo el arco.

De hecho, según la investigación, solo con el simple gesto de convertir una oficina exclusivamente masculina o femenina en un entorno de trabajo mixto aumentaba los ingresos de la compañía en un 41%.

Por tanto, el liderazgo en las mujeres es un valor añadido que las empresas deben explotar. No se trata de elegir entre un género u otro, sino de saber aprovechar las capacidades que cada profesional presenta para enriquecer las plantillas, tanto en la base, como en los puestos directivos.

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