El 85% del éxito laboral de un ingeniero depende de sus habilidades blandas o «soft skills», mientras que las competencias duras sólo proporcionan el 15% restante, según concluye una reciente investigación realizada por la Universidad de Harvard, la Fundación Carnegie y el Stanford Research Center.
Las habilidades blandas consideran competencias conductuales como el liderazgo, la empatía, la ética, la motivación, la pasión, la humildad, la gestión del tiempo, la proactividad, trabajo en equipo, comunicación efectiva, autoconfianza, compromiso, planificación, entre otros.
Del informe surge: «hoy no solo es importante que un ingeniero sea un analítico o que tenga gran conocimiento en temas específicos, «además se requiere que sea flexible, integrador, comprometido, tolerante, asertivo, debe saber trabajar en equipo, tener habilidades comunicacionales, pasar de ser táctico a ser un estratega y ser un buen líder, es decir saber hacer prospectiva, esas habilidades blandas lo potencian para un ocupar un puesto de dirección en el trabajo».
Y concluye: «Sin duda los conocimientos científicos y tecnológicos de un profesional lo conducen a la puerta del empleo, pero son sus habilidades de comunicación efectiva y manejo de las emociones las que determinan que consiga el puesto de trabajo»
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