El trabajo independiente libera a los profesionales de los límites que implica el trabajar en una empresa tradicional. Ser tu propio jefe, trabajar las horas que cada uno considere necesarias, la posibilidad de tener altos ingresos por proyecto y el poder trabajar desde cualquier lugar, son algunas de las características que atraen a cada vez más personas a esta tendencia laboral.
Para poder sacarle provecho a estas ventajas siendo freelance, se requiere de disciplina y constancia, tanto para organizar el trabajo, como para poder sacar adelante los proyectos y alcanzar objetivos. Parte de esta disciplina implica encontrar un lugar de trabajo adecuado, en donde cada persona se sienta cómoda y tenga a la mano todo lo necesario para desempeñar sus tareas.
Trabajar desde casa suele ser la primera opción para los profesionales independientes, porque implica no pagar alquiler. Sin embargo, a algunas personas les desmotiva el aislamiento que puede darse al trabajar en casa, o bien, mezclan el tiempo dedicado al trabajo con las actividades del hogar, disminuyendo su rendimiento y la calidad de su trabajo.
Al trabajar fuera de casa, los freelancers suelen elegir entre dos opciones: lugares públicos como cafeterías, y espacios de coworking. La primera opción, si bien es tentadora por la posibilidad de estar en contacto con más personas y tener a la mano un café o una medialuna en cualquier momento, también presenta desventajas como la imposibilidad de controlar el ruido externo, que puede desconcentrar a la gente, o bien, no tener garantía de una buena conexión a Internet, factor indispensable para el desarrollo de las actividades de todo freelancer hoy en día.
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