PROYECCION DEL RUMBO DE LA EMPRESA

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Inmersos en lo que conocemos como la cuarta Revolución Industrial, las empresas deben encarar sus metas a través del “Bienestar de sus empleados”, lo cual constituye una herramienta estratégica para la obtención de resultados y su perdurabilidad a futuro.

Steven P. MacGregor y Rory Simpson, autores de “Chief Wellbeing Officer”, estructuran sus ideas a partir del ¿Por qué?, en segundo lugar lo centran en “el qué” y la tercera en las que conocemos como “las buenas prácticas”.

Los autores tienen claro que los hábitos conforman la cultura e, inspirados en la obra de Covey (Los siete hábitos de la gente altamente efectiva) y una década después, desarrollan el modelo de las siete “ces”, que integra los siete trucos de los hábitos realmente eficaces.

Resulta muy interesante el último capítulo “Cómo liderar hacia el trabajo del futuro”. Sostiene que si para las organizaciones es importante el tiempo, en esta cuarta revolución industrial, con la vista puesta en el presente-futuro, la nueva visión de las personas en las organizaciones abarca el tiempo, el talento y la energía, tres términos que, alineados y si fluyen, son capaces de aportar mucho más que el primero solo por muchas horas extras que se echen.

El primero -el “¿por qué?”- analiza las razones clave para una compañía y la sociedad para lograr entornos laborales más humanos y saludables. En uno de sus capítulos, “Cómo devolver la humanidad al liderazgo”, destacan tres elementos que las mejores organizaciones y los mejores líderes cultivan para el bienestar de todos en las empresas y para que sus colaboradores saquen lo mejor de sí mismos: el propósito, los valores y la visión. El propósito marca la dirección, los valores la forma de actuar y la visión el destino al que se quiere llegar.

El segundo eje se centra en el qué. En esta parte se analiza la naturaleza humana. Temas como el liderazgo a través de la inteligencia emocional(haciéndolo más empático) y el liderazgo a través de la inteligencia física no os dejarán indiferentes. Este último punto ayuda a tomar conciencia del peligro de descuidar nuestro “yo físico”. Con un guiño a la neurociencia y la bioquímica, nos adentra en la importancia del equilibrio entre trabajo y vida personal y de aprender a que nuestro día a día sea productivo.

La última parte del libro aborda el cómo y en ella los autores destacan las que serían buenas prácticas para una organización. Se plantean un conjunto de habilidades en las que todo directivo debería apoyarse, no solo para construir una cultura laboral de alto rendimiento y por supuesto más humana, sino para mantenerla.

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