Que la mayoría de las personas puedan utilizar la tecnología no dependerá del precio sino de su facilidad de uso. La alta penetración de las tecnologías en el común de la gente coloca ante los diseñadores e inventores una altísima cuota para que sus desarrollos sean muy fáciles de usar. Si la tecnología es difícil inclusive para los “expertos”, es todavía más difícil para el usuario final, haciendo que la adopción de tecnologías en el diario vivir, tanto laboral como personal, sea menor que lo deseado, impactando la productividad de las empresas y el desarrollo personal.
Es indispensable definir la “facilidad de uso”. Con el advenimiento de la Web y sus tecnologías, también se generaron términos como “usabilidad” para definir que el diseño en el sitio Web debería estar orientado a la facilidad de uso del usuario final, o sea el visitante del sitio Web. Se utilizaron prácticas comunes en otros medios como en los periódicos y la televisión, para aplicarlas a este nuevo medio, y se aprovechó de la facilidad de medición para determinar qué esperaba encontrar el usuario en cada parte de la pantalla. Básicamente se trabajó con la intuición del usuario, es decir, intuitivamente, sin indicaciones mayores al conocimiento común, un visitante a un sitio Web debiera poder hacer en él lo que necesita hacer (encontrar información, comprar un artículo, o simplemente deleitarse con su contenido).
Esta definición se transfiere también a las demás implementaciones de tecnología. El concepto ha ido avanzando en la medida en que la tecnología también nos da mayores posibilidades. En los comienzos de los sistemas de información, los dispositivos de salida básicamente eran sobre papel, simulando lo que hacíamos a mano, y se imprimía, por ejemplo, todo el estado de cartera (cuentas por cobrar) de una empresa, obteniendo grandes montañas de papel que pasaban desapercibidas por su dificultad de uso, o por su obsolescencia. Con el desarrollo de las aplicaciones, se generó el concepto de reporte por excepción, es decir que solo presentaría las cuentas a cobrar el un particular período. Con la inclusión de terminales y ahora PC’s para acceder a la información, se generan consultas que presenten las cuentas por cobrar para el período en particular, con la posibilidad de generar una llamada telefónica automática a quien nos está debiendo, hablar con la persona, y acordar un pago.
Los sistemas operativos también han tenido una evolución hacia la facilidad para el usuario. Descargar unas fotos de una cámara digital es tan sencillo como conectar un cable y seguir unas instrucciones con una interfaz intuitiva. Sin embargo, todavía aparecen avisos que advierten si uno quiere o no borrar un archivo, con instrucciones vagas para tomar la decisión. El uso de la tecnología debiera ser “a prueba de usuarios”, de tal manera que no se requiera tanto la intervención del usuario, y menos con conocimientos específicos, para definir opciones y alternativas.
Ahora la internet y sus tecnologías nos pondrán a estar conectados en forma inalámbrica las 24 horas del día, no solo para ver las noticias o leer el correo, sino para interactuar en tiempo real con nuestros amigos, comprar desde el teléfono celular, que las neveras hagan directamente los pedidos al supermercado, y hasta ubicar el taller más cercano cuando nuestro vehículo detecte una futura falla en el motor. Si no se diseñan en forma intuitiva para ser utilizadas, será muy dificil su adaptación, y la penetración de la misma en el común de la gente ya no será por precio sino por falta de facilidad de uso, convirtiéndolas en inservibles.
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