El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó por primera vez el Índice de Mejores Empleos de países de América Latina, en donde mide cómo son los empleos de los países a través de la cantidad y calidad.
En esta primera edición del índice de Mejores Trabajos, los tres países con mayor puntuación, es decir con mejor calidad y cantidad de empleo son: Uruguay, Chile y Panamá.
El BID explicó que “el trabajo es un tema de máxima importancia, tanto para las personas como para las economías en su conjunto…. especialmente en una región en la que el mercado de trabajo no funciona como debería, la mayoría de los trabajos son informales, es decir, sin beneficios de la seguridad social, además son altamente inestables y poco productivos”.
“A pesar de que la región ha crecido bastante en los últimos años, sigue muy atrapada en un círculo vicioso de empleos de mala calidad” , señaló la jefa de la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID, Carmen Pagés, en una entrevista con Efe. Ello se debe a un cúmulo de factores, como una baja productividad, una tasa alta de informalidad y una elevadísima rotación, con 33 % de los trabajadores manteniendo menos de un año el mismo empleo y cerca de la mitad de ellos acabando en un trabajo peor, indicó la experta.
“Estas tres cosas se retroalimentan entre sí. En una dinámica que no conduce al bienestar ni a la consolidación de las clases medias” , consideró la especialista, una de las autoras del informe “Empleos para Crecer” del BID, presentado esta semana en México.
Las cifras hablan por sí solas; solo el 45 % de los empleos son formales en la región y los costos laborales salariales y no salariales suman el 39 % del producto interno bruto (PIB) generado por trabajador.
La baja productividad se debe superar “trabajando de manera más inteligente y efectiva” , recordando que, en ningún caso, debe implicar una pérdida de derechos.
Esta “rueda” de precariedad laboral y poca productividad impide el crecimiento, por lo que el BID insta a países y empresarios a “repensar” sus políticas, dijo Pagés.
“Por un lado, creemos que la región tiene que enfocarse de manera decidida a aumentar la formalidad, pero para lograrlo hay varios elementos a tener en cuenta” , apuntó. En primer lugar, formalizar un trabajador es “caro” en relación a su productividad, por lo que se debe buscar un modo de “adecuación” que genere “un mayor balance entre costo y benefició” , destacó.
Otro problema es que en América Latina solo 8 de cada 100 trabajadores reciben algún tipo de formación al año, contra el 50 % en promedio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (CCDE) , identificó.
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