El arte de relacionarse con los demás no es un don con el que se nace, es un esfuerzo que todo el que trabaja en equipo debiera hacer. No podemos gustar a todo el mundo. Pero sí podemos tratar de ser personas educadas, justas y correctas con los que nos rodean. Incluso si tenemos un mal día.
«El compañerismo, el hecho de tener personas positivas y que hagan tu día a día una experiencia grata a nivel laboral, es lo más parecido a ese salario emocional que todos anhelamos».
– Un buen compañero de trabajo tendrá un rasgo marcado en su personalidad, es feliz. Porque una persona feliz no tiene como objetivo entorpecer el camino de los demás.
– Un buen compañero conoce el significado de la palabra empatía.
– Un buen compañero no siente que tiene que ayudarte, por el contrario piensa que es lógico echar una mano.
– Un buen compañero se alegra de tus éxitos y sabe guardar silencio cuando un proyecto no ha salido bien.
– Un buen compañero no teme elogiar.
– Un buen compañero es consciente de que forma parte de un equipo y el «hoy por ti y mañana por mí» es su lema favorito.
– Un buen compañero huye de los rumores y evita los chismerios para hablar mal de una persona del trabajo.
– Un buen compañero conoce el significado de ‘escucha activa’.
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