El storytelling ha comenzado a influir en la toma de decisiones de índole comercial, generando empatía y confianza entre usuarios y empresas.
El ser humano ha sentido fascinación por las historias desde las pinturas rupestres, las epopeyas griegas, hasta los vídeos que hoy observamos en YouTube. Es un distintivo de la humanidad en diferentes culturas, a través de leyendas y cuentos que crearon tradiciones, leyes morales y un sinfín de emociones.
Estos son seis elementos que debe tener una historia para asegurar que sea escuchada:
1. Un personaje
Una historia debe tener un protagonista que lleve a cabo un viaje y que sea el centro de la historia. Normalmente, este personaje se debe enfrentar a una problemática y debe encontrar una solución a ella con ayuda de un guía. El personaje más fuerte normalmente es el guía, sin embargo, la historia se centra en el personaje principal, que es el usuario o consumidor.
2. Un problema
Ninguna historia funciona a menos que el personaje principal tenga un problema, porque si no lo tiene, la historia simplemente no tiene sentido. La razón por la que el personaje se tiene que enfrentar a una dificultad es porque ésta plantea una pregunta al espectador: ¿Saldrá el personaje del problema?, ¿qué tan grave será el daño si no lo hacen?, ¿tendrán su final feliz?, ¿derrotarán al enemigo? Esta es la razón por la que las historias son tan atractivas para el cerebro humano: plantean una serie de preguntas que hacen que la audiencia se quede para obtener una respuesta.
En este caso, el consumidor o usuario se enfrenta a un problema. Por ejemplo, convertirse en un atleta, llegar a tiempo a una junta o realizar una tarea complicada.
3. Un guía
En las historias, los protagonistas no resuelven sus propios problemas. Lo que normalmente sucede es que se encuentran con alguien, leen, recuerdan o experimentan algo que les ayuda a crecer. Un buen guía ha “estado allí y lo ha hecho”, en el sentido de que comprenden el viaje en el que se encuentra el personaje principal, y pueden ver claramente a dónde debe ir.
En este caso, la empresa es el guía que ayuda al consumidor a superar el problema. Por ejemplo, Nike ayuda a convertir a sus consumidores en atletas, Uber los ayuda a llegar a tiempo a sus junta y los teléfonos de Samsung hacen la vida más sencilla.
4. Un plan
Cuando el protagonista se encuentra con el guía, se confunden. El trabajo del guía es romper la confusión del primero y dar confianza en que su vida puede ser mejor. El plan puede ser tan simple o complicado como se quiera, pero debe ayudar al protagonista a ganar una batalla complicada. En cualquier caso, el personaje principal debe decidir si escucha o no el plan.
Así pues, la empresa le dice al consumidor qué hacer. Por ejemplo, Nike invita a entrenar, Uber a pedir un servicio de transporte eficaz y rápido, y Samsung a usar sus productos.
5. Un clímax
Este es el punto de la historia en que el personaje principal decide qué hacer. ¿Luke Skywalker atacará la estrella de la muerte o se retirará? El protagonista debe elegir si se queda en su zona de confort o escucha el plan que le dio el guía.
Esto puede resultar en dos situaciones diferentes: un triunfo o un fracaso, terminando la historia.
6. Un final
Durante el final exitoso, veremos a nuestro protagonista convertirse en atleta gracias a los productos de Nike, llegando a tiempo a su junta gracias al servicio de Uber, o administrando sus tareas y teniendo una vida organizada gracias a Samsung. De esta manera, se muestra cómo mejoraría la vida de nuestro consumidor o usuario si compra nuestros productos o si contrata nuestros servicios.
Por el otro lado, es normal que se presenten ambos finales a manera de contraste. En el fracaso, tendremos un personaje que decidió no hacer caso a los consejos de su guía y no se convirtió en atleta, llegó tarde a la junta o su vida se quedó en un desastre.
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