Para bien o para mal, la tecnología ha llevado el trabajo más allá de los espacios de oficina y de las horas laborales. Hoy es común enviar un mensaje a un compañero que se encuentra en otro continente, responder un e-mail mientras se hace fila en el supermercado o terminar una presentación en casa en la noche.
Ante esta situación, el empleado espera lograr el balance entre vida y trabajo a través de la flexibilidad: la libertad de trabajar cuando y donde él desee, a través del cumplimiento de objetivos. De esta forma, la flexibilidad laboral dejó de ser un beneficio para algunos y poco a poco se ha convertido en la nueva norma.
Ahora es una de las prioridades de un candidato cuando elige un trabajo. Según el estudio de LinkedIn, a nivel global el 77% de los encuestados cree que este aspecto ayuda a tener un balance entre la vida laboral y profesional. El 51% considera que atrae candidatos y 42% que estimula la productividad. De hecho, datos de LinkedIn a nivel global señalan un incremento del 30% de productividad en las organizaciones que ofrecen trabajo flexible.
El trabajo flexible no es para todo el mundo. Tiene que ver con la persona y la industria. Por ejemplo, el 36% de las mujeres lo considera muy importante a la hora de elegir un trabajo, frente al 29% de los hombres y esto no tiene que ver con la maternidad, las personas quieren flexibilidad por razones distintas.
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