«Cada colaborador de una empresa sabe que debe tomar descansos. Sin embargo, a menudo estos pasan a segundo plano por atender la gran cantidad de trabajo diario. Y ahí está la paradoja: trabajar por mucho tiempo, ininterrumpidamente, día tras día, puede hacer que se sienta productivo, pero en realidad, es probable que perjudique el desempeño.»

Sin experiencia del Home Office -obligado por el tema de la cuarentena- lo descripto es uno de los problemas frecuentes, porque se piensa que se debe trabajar sin hacer pausas.

Pero el hecho es: los descansos funcionan. Los estudios demuestran que las personas que toman un respiro aproximadamente cada hora rinden mejor que aquellas que trabajan horas seguidas.

Tu creatividad disminuye cuando te obligas a trabajar por períodos largos. Prueba con la técnica Pomodoro. Es simple: cada 25 minutos, toma un descanso de cinco.

Si temes que los bloques cortos te impidan completar el trabajo de una sola vez, úsalos como motivación para trabajar más rápido. Dependiendo de tu negocio y del tipo de responsabilidades que tengas, es posible que no puedas tomar descansos frecuentes y programados.

Si ese es el caso, planea descansar después de las tareas rutinarias. Los buenos tiempos de descanso incluyen justo los de antes o después de las reuniones, después de terminar una tarea diaria y cuando te preparas para moverte entre situaciones o proyectos.

Estos ritmos no sólo son convenientes, sino que también le dan a tu cerebro unos minutos para procesar lo que acabas de completar antes de sumergirte en algo nuevo.

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