Tanto millonarios como directores ejecutivos coinciden en enfatizar la relevancia de la productividad, la organización y el trabajo ininterrumpido para lograr una carrera exitosa. A pesar de esta perspectiva, Sarah Sarkis, psicóloga y directora sénior de psicología de rendimiento de Exos, señala que existe una habilidad distinta que otorga a las personas exitosas una ventaja competitiva en el ámbito laboral: la capacidad de ser un buen oyente.
En Exos, una compañía especializada en entrenamiento de rendimiento, la Dra. Sarkis junto con su equipo compuesto por dietistas, fisioterapeutas y otros expertos en salud, imparte enseñanzas a jugadores de la NFL, ejecutivos de empresas Fortune 100 como Adobe y Human, así como otros profesionales, con el fin de prosperar en entornos de alta presión.
Lo que distingue a los triunfadores del resto es su habilidad sobresaliente en la comunicación, y la escucha activa representa una parte relevante y subestimada de ello. Apenas pocas personas saben cómo mantenerse plenamente presentes en una conversación y responder reflexivamente a lo que la otra persona está expresando.
Por otro lado, la mayoría de las personas caen en la trampa de escuchar superficialmente sin considerar la perspectiva de la otra persona. A menudo, entran en una conversación con la intención de llevarla a un resultado que favorezca sus propios intereses, se distraen con comportamientos como poner los ojos en blanco, suspirar, interrumpir a los demás o perder la concentración al utilizar sus teléfonos. Sin embargo, este enfoque de escucha poco atento suele ser la causa de que las conversaciones, negociaciones y conflictos no logren tener un resultado exitoso.
Aquí, la psicóloga Sarkis ofrece tres estrategias para convertirse en un mejor oyente en el trabajo:
Conocer fortalezas y debilidades
En primer lugar, es importante evaluar la calidad de nuestra habilidad de escucha. Sarkis sugiere que se pregunte a tres compañeros de trabajo, mentores o amigos de confianza acerca de cómo se actúa habitualmente en las conversaciones. Es recomendable indagar cómo se sienten esas personas al interactuar contigo en tus mejores momentos, ¿relajados, enfocados, de acuerdo? También, preguntar cómo te perciben en tus momentos menos óptimos, ¿te ven distraído, agitado o estresado?
Los grandes oyentes tienen un impacto positivo en el estado emocional de las personas después de hablar con ellos, y estas respuestas te permitirán evaluar qué tan cerca o lejos te encuentras de alcanzar ese objetivo.
Practicar habilidades de escucha reflexiva
Durante la próxima conversación con un colega o cliente, se recomienda poner en práctica la escucha reflexiva. Esta técnica implica resumir lo que se ha escuchado y luego preguntar a la otra persona si el resumen es preciso respecto a lo que acaban de expresar. En caso de no ser así, Sarkis sugiere solicitarles que aclaren o expandan su punto de vista.
La escucha reflexiva nos permite recibir de manera genuina lo que se está comunicando y demuestra empatía, mostrando un verdadero interés en lo que piensan los demás.
Mantener la curiosidad
Cuando se esté desorientado o no se comprenda completamente lo que alguien está expresando en una conversación, es recomendable utilizar preguntas abiertas, tales como:
– «¿Cómo puedo ayudarte con esto?»
– «¿Me puedes dar un ejemplo?»
– «¿Cómo te sientes con respecto a esta situación?»
Hacer uso de este tipo de preguntas ayudará a fortalecer la relación y la confianza con la otra persona. Además, demuestra receptividad a los comentarios y que se está dispuesto a aprender de ellos.
Mejorar como oyente demanda práctica y paciencia, pero una vez alcanzado, se asemeja a poseer un superpoder. Al lograrlo, se abre un mundo de posibilidades, ya que las personas con las que se interactúa se sienten verdaderamente reconocidas, escuchadas y respaldadas.
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