Cuando termina un año es una buena práctica hacer un balance de lo logrado y planificar las nuevas metas para el año entrante.

Así sea el caso, que tengas propósitos que aún no has cumplido, pero llevas replanteándotelos al inicio de muchos años consecutivos, es hora de cambiar de chip y desarrollar al máximo tu capacidad para formular metas y no propósitos, que en el lapso de tres o cuatro meses quedarán difusos y sin cumplirse.

Elabora metas personales para el ámbito laboral y escríbelas, no importa si ya cuentas con un empleo o estás en busca de uno, primero porque te ayudará a clarificar lo que deseas lograr y segundo porque al finalizar el trayecto, en los 365 días, serás mejor persona de lo que eras en el día uno.

Claramente, en caso de contar con un empleo, las metas serán con base al área donde te desempeñes. En el caso de establecer unas que te ayuden a encontrar el trabajo deseado debes realizarte preguntas como: ¿Qué quiero?, ¿Por qué lo quiero? Y ¿Cómo puedo lograrlo?.

Con base a ellas, comenzarás a sacar una lista de elementos claves con los que formularás tus metas de manera realista y puedas lograrlas a futuro.

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