Nos levantamos todos los días con la alarma del reloj, conectamos el teléfono y comienzan a llegar mensajes a nuestro celular. Contestamos -gracias a nuestro dispositivo de acceso remoto al correo electrónico personal- a varios de los mensajes que nos esperaban desde el día anterior y, justo antes de subir en el ascensor para llegar a nuestro puesto de trabajo, nos llaman por teléfono para un proyecto que tenemos entre manos. Una vez sentados, por fin, el fijo, el móvil y el ordenador nos mantienen constantemente conectados con nuestros colegas hasta que termina la jornada laboral.

Las tecnologías invaden nuestro trabajo y puede ocurrir incluso que esta realidad casi diaria nos lleve a concluir proyectos sin necesidad de que salga una sola palabra de nuestra boca. Es cierto que nos facilitan el trabajo, pero la retahíla de aparatos tecnológicos de los que disponemos pueden estar afectando a nuestra labor, al debilitar la calidad de nuestras relaciones intrapersonales y, en consecuencia, disminuyendo los beneficios que se derivan de éstas. La conectividad está provocando que incluso los profesionales de una misma organización se encuentren desconectados entre sí.

Talento
Este clima tecnológico puede influir también en la forma en que los empleados entienden lo que las organizaciones para las que trabajan necesitan y requieren de ellos, desligándose así de la empresa. Así lo pone de manifiesto un reciente estudio que señala, además, que la forma en que las personas están unidas y la calidad de estas conexiones pueden suponer disponer de una mano de obra leal y próspera. Un hecho que trae como efecto la marcha de los profesionales con talento.

Es un riesgo que no debe correrse sabiendo que el talento se ha convertido en el principal factor que posibilita el éxito de cualquier organización ante el mercado globalizado. Retenerlo es ya un reto para cualquier empresa y es por eso que la tecnología no puede convertirse en un factor que agrave esta situación, al distorsionar las relaciones interpersonales.

Las tecnologías son muchas veces frías, por lo que solucionar un tema cara a cara puede facilitar y generar mayores beneficios para las compañías que las actuales formas de trabajar. Se añade una nueva misión a las tareas de los departamentos de recursos humanos, que han de crear nexos de unión entre las personas. Por un lado, fomentando la conexión entre profesionales para promover el crecimiento personal y laboral mediante el trabajo en equipo; estableciendo relaciones con el propósito de ayudar a construir y sostener una visión conjunta y homogénea de la organización y un compromiso individual; y, por último, posibilitando los recursos necesarios para trabajar, como la gestión del conocimiento, la tecnología, las herramientas, el capital, el tiempo y el espacio físico.

Unas directrices que darán sus frutos por la complejidad de los trabajos que requieren de la ayuda de sus colegas, a la hora de resolver problemas o ante la generación de conocimiento adquirido porque, a través de unas relaciones fluidas, se posibilita el flujo de experiencias y saberes entre profesionales.

Asimismo, el establecimiento de estas relaciones puede mejorar la toma de decisiones porque, como consecuencia de una buena relación con las partes interesadas, se permite tener una mayor visión para tomar la mejor solución. Otro de los beneficios que aporta la conectividad interpersonal, y que deben tener muy en cuenta los departamentos de recursos humanos, es la energía que se crea entre las personas, que de alguna manera se transmite de forma contagiosa entre los trabajadores, reflejándose en el resultado final del proyecto, creando un clima laboral que sea la base para la retención del talento.

Finalmente, las relaciones personales son la base del factor más beneficioso que tiene una empresa, porque asienta una cultura de innovación, vital para el desarrollo futuro del negocio y de la organización. Para lograrlo exitosamente las empresas deben plantear una estrategia que se adapte de la mejor forma a su estructura de trabajo, creando comunidades dentro de la compañía, diseñando espacios físicos que generen conexiones o haciendo reuniones más significativas.

Medidas que ayuden a establecer esta conexión entre miembros de la organización, que serán las que favorezcan en el profesional la motivación, el sentimiento de pertenencia, el orgullo por la labor que desarrolla y el establecimiento claro de un objetivo estratégico dentro de la organización. Estos son los cuatro puntales que favorecen la retención de talento dentro de las empresas.

Un reto que tenemos encima de la mesa y que, aunque beneficiará al conjunto de las empresas, no evitará que sigamos levantándonos con el sonido de nuestro despertador.

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