El entorno del trabajo es un mundo en sí mismo donde conviven todo tipo de personalidades y temperamentos. Sin embargo, hay dos rasgos que sobresalen de todos los demás: las personas que facilitan las cosas, y aquellas que son complicadores por naturaleza.
Como Personas complicadoras reconocemos aquellas que:
Hacen complejo hasta lo más simple. Son vuelteros, demoran las respuestas a propósito, cuestionan todo (hasta lo más simple), y muestran poca colaboración para que las cosas salgan adelante.
Discuten frecuentemente. Les encanta polemizar, generan problemas, y en ciertos casos, pueden subirse a la ola de chismes con tal de complicar las cosas.
Son inflexibles. Es difícil sacarlos de su estado interno emocional de complicación, puesto que tienen muy baja empatía, (habilidad de mirar las cosas desde la perspectiva del otro).
Baja motivación. Por lo general los “complicadores” tienen energía muy baja, ya que los consume el estar todo el tiempo enredados en su propio laberinto.
Se enfocan en problemas. En este caso, siempre ve la parte negativa de todo; y no lo hace como una simple observación, sino que busca justamente el camino más difícil. Carece de sentido práctico; envidia a los facilitadores por su habilidad para ejecutar o clarificar las cosas; y, sumado a esto, son expertos en analizar las cosas que hacen los demás y en argumentar -a veces sin demasiado sustento- sus complicadas teorías.
Aquí van estas soluciones para equilibrar el desempeño sobre todo de los «Complicadores», aunque es fundamental que se trabaje con la tolerancia de los opuestos.
En los equipos es posible que se asignen a los «Complicadores» un proyecto especial, individual o con otros de su mismo estilo; y sea otro team de «Facilitadores» quienes los acompañen.
En esta prueba de desempeño es posible transferir habilidades de asertividad de los últimos para que los más enredados del equipo empiecen a observar otras modalidades de hacer las cosas.
1) La retroalimentación es fundamental para que las personas maduren y crezcan dentro del equipo. El líder se puede entrenar en la buena práctica del feedback para acompañar a los facilitadores en su tolerancia y nuevas formas de convivir con los complicadores; a su vez, el responsable trabajará junto a estos entregando sus oportunidades de mejora semanalmente, para que la persona sea consciente de que está siendo evaluada también por este rasgo que la caracteriza, y que es invitada a cambiar e integrar sub modalidades positivas que puedan ser acordes al resultado que se necesita lograr.
2)Estimularlos sin expectativa de cambio rápido
Para las personas complicadas, que suelen ser negadoras de su naturaleza y reacciones, es indicado no enfatizar su negatividad y, menos aún, tratarlos en forma diferente. Al medir resultados se lo hará igual que a todos; y es conveniente que el líder los estimule de formas diversas, para observar si estos ‘anabolizadores’ emocionales internos producen el resultado que se espera, que es un cambio de actitud frente al trabajo.
3)Felicitarlos por una tarea bien realizada, invitarlos a participar de la toma de decisiones, aprovechar su sentido crítico hacia todo y todos en alguna ocasión, pueden ser estimulante. Aunque, en verdad, es posible que la transformación no se vea rápidamente, ya que, por lo general, se trata de conductas de base que la misma persona necesita estar dispuesta a modificar.
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