La cuarentena y el aislamiento social constituye «una prueba de campo» a los modelos de trabajo flexibles y proactivos, donde el teletrabajo juega un papel muy importante. En algún momento se pensó que esta era una posibilidad, que acercaba las variables de la conciliación de la vida laboral y la personal. Pero la pandemia ha encontrado en esta modalidad la estrategia para brindar los servicios al cliente.

Desde el punto de vista funcional el teletrabajo se basa en tres pilares sencillos, pero efectivos:

Flexibilidad: algo que fomentamos porque es crucial a la hora de encontrar talento y mantener el capital humano de nuestra organización, que es su mayor valor.

Confianza: La base para que el trabajo en remoto funcione está en confiar en que tus empleados responderán y sacarán adelante sus tareas diarias, sintiendo que, en una situación tan complicada, están respaldados y tienen libertad y flexibilidad para gestionar su tiempo como necesiten en cada momento. La corresponsabilidad es fundamental en una situación tan compleja.

Convicción: El teletrabajo no es algo circunstancial, es algo que ha llegado para quedarse, y que el coronavirus ha forzado, pero que solo las empresas que crean en él con convicción mantendrán y fomentarán en el futuro.

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