Las empresas están embarcadas hoy en un proceso de inversión en tecnologías que les permitan migrar hacia la transformación digital, con foco centralizado en las personas, quienes son en realidad las que han generado esta orientación de los comportamientos humanos y esperan respuestas de parte de las organizaciones.
En ese proceso, las empresas deben contemplar una completa suite de soluciones que cubran las necesidades actuales de sus clientes, así como imaginar las demandas del futuro y cumplir de esta manera una premisa básica, que es generar un impacto positivo en la sociedad donde vivimos.
Mirando ahora hacia adentro, en Sudamérica de habla hispana, en forma paulatina pero marcando ya una tendencia, las empresas están adoptando tecnologías emergentes que permiten modernizar e integrar digitalmente sus procesos de negocios, dando un salto cuantitativo y cualitativo en la relación con los clientes, proveedores y socios de negocios.
Pero algo imprevisto sucedió e irrumpió en nuestras vidas. Veníamos con un trabajo continuo en búsqueda de la excelencia asociada a la Transformación Digital, y nunca nos imaginamos que el esfuerzo de tantos años, la planificación y ejecución prevista, iban a ser probados a fuego con la pandemia. Todos fuimos sorprendidos por el COVID-19 que cambió nuestros días, costumbres, formas de trabajo, y definitivamente, nuestras vidas.
Como ejemplo, dice Pablo Der Meguerditchian – Siemmens, puedo citar la empresa donde trabajo, que a nivel regional pasó a estar en cuarentena y prácticamente de manera simultánea unos 4600 usuarios de servicios de IT, comenzaron a trabajar desde sus casas, bajo la ya tan conocida modalidad ‘home office’.
Los resultados fueron y son excelentes. Los sistemas siempre han estado operando y asegurando la continuidad de las operaciones. Sin ningún tipo de interrupción, se siguen brindando servicios fundamentales y considerados críticos a empresas alimenticias, centros de salud, centrales de energía, distribuidores de energía, medios de transporte, y otros sectores designados por las autoridades nacionales como esenciales.
Esto es posible dado que los sistemas de correo y de oficina que están “hosteados” en la nube continuaron con excelente desempeño y completa disponibilidad. Esto permite pensar que “home office” ha llegado para quedarse, dado que nunca se realizó a esta escala y por el momento está dando excelentes resultados. Seguramente habrá que reacomodar aspectos no contemplados, pero como dije antes la implementación masiva fue imprevista y ahora tendremos oportunidad de analizar y evaluar cuales serán las mejores condiciones para trabajar bajo esta modalidad sin sobresaltos.
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