La automatización está generando lo que se denomina una cuarta revolución industrial que impactará, entre otras cuestiones, en el empleo. Y de hecho, ya está impactando. El ensamble de productos, así como la producción y carga de materiales en camiones son algunas de las tareas que comenzaron, hace un tiempo, a ser asumidas por las máquinas.
Pero eso no es todo. Ya hay robots pizzeros, vehículos autónomos y sistemas de implementación de big data para procesar grandes volúmenes de información contable y administrativa. Incluso existen programas basados en inteligencia cognitiva que ofrecen asesoramiento legal y médico.
Este avance, rápido y certero, no se detendrá sino que se profundizará. De acuerdo con un informe del Instituto Global McKinsey, los robots ocuparán la mitad de los puesto de trabajo para 2055.
Algunos interpretan estas predicciones como el comienzo de un apocalipsis laboral, en tanto que otros se centran en elogiar esta transformación porque mejora la productividad y favorece la reducción de costos.
“Esto debe ser visto como una oportunidad; con la sinergia entre la tecnología y los individuos, se debe aprovechar el tiempo que las máquinas ahorran para capacitarse y brindar valor agregado a los productos o servicios”, explicó a Infobae Roland Fiedler, director ejecutivo de Accenture.
¿Cuál es ese valor agregado? ¿En qué tareas se deberá centrar el humano para evitar caerse del sistema? La respuesta, según los expertos, está en nutrir aquellas capacidades que no serán asumidas (al menos por lo pronto) por la inteligencia artificial.
“La automatización está focalizada en tareas rutinarias y repetitivas. En este contexto digital surge una nueva valoración y demanda de habilidades blandas como la empatia, la creatividad, la resiliencia, flexibilidad y adaptación al cambio, entre otras”, destacó Fiedler.
Estos talentos son especialmente valorados en ámbitos de la salud, la educación y el cuidado de las personas. Si bien ya existen los robots mayordomo, enfermeros y niñeros, lo cierto es que todavía son áreas donde se necesita el contacto humano.
La inteligencia artificial aún no logró desarrollar emociones, así que difícilmente el frío abrazo o la escucha de un androide resulte preferible al cuidado que puede proporcionar un ser humano. También resulta difícil imaginar recibir consejos de un coach o psicólogo con un corazón hecho de circuitos eléctricos.
En el ámbito de las empresas, también hay áreas donde la humanidad es crucial. En sectores como Recursos Humanos, Comercial o Marketing, la negociación es la habilidad más importante. Seguramente sea más probable cerrar un acuerdo con un cliente con un café y una charla mediante, que tan sólo citando cifras procesadas por un sistema de big data.
Para los empleados, sentirse valorado por la organización en la que trabajan es uno de los aspectos más importantes, según una encuesta elaborada por la Universidad Siglo XXI en Argentina.
A su vez, en un informe de 2016 que hizo el Banco Mundial, se llegó a la conclusión de que la capacidad de trabajar en equipo es uno de los valores más cruciales dentro de una empresa.
Está claro que la empatía, el cuidado y lo vinculado con lo emocional sigue siendo valorado y necesario en el engranaje laboral.
Ingenieros industriales, licenciados en Administración, economistas, profesionales de la salud e ingenieros agrónomos son algunos de los tantos profesionales que pueden integrarse al sector IT.
“Cuando se diseñan soluciones para resolver un problema o para mejorar un proceso, la diversidad de puntos de vista genera mayores posibilidades de que la solución sea el resultado de una mirada holística, que trascienda las barreras departamentales que suelen existir en las compañías, y que genere conocimiento organizacional para enfrentar cada vez con mejores armas los retos de innovación”, concluyó Balboni.
Infobae
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