La mayoría de los consejos que se dan para mejorar la productividad no están dirigidos a nuevos hábitos que deberías adquirir, sino a hábitos que deberías dejar de lado. Entre ellas destacamos la multitarea y la actividad continua.

La multitarea

Querer hacer varias cosas a la vez tampoco nos ayuda a concentrarnos. Cuando estamos haciendo tres tareas a la vez, el cerebro salta sin parar de una a otra, lo que constituye una práctica agotadora que te hace cada vez menos productivo.

Para poder llevar a cabo algo parecido a la multitarea es necesario que se den dos condiciones. Una, que una de ellas esté tan bien aprendida que resulte del todo automática, como caminar o comer. La segunda, que requieran dos tipos de procesamientos cerebrales distintos, como leer y oír música, aunque la cosa cambia cuando la canción tiene letra, porque eso supone copar el cerebro con dos tareas similares de forma simultánea.

Conectividad continua

Cuando Internet comenzó a llegar a las casas, encendías la PC cuando querías visitar una web pero bastaba con apagarla para que Internet desapareciese por completo hasta que decidieses volver a él. Ahora no siempre somos nosotros quienes decidimos cuándo estar conectados: las notificaciones nos bombardean y los límites entre lo digital y lo analógico se han difuminado hasta fundirse en una sola realidad.

Este es el motivo por el que luchar para desconectar se hace tan complicado. Si tienes un teléfono inteligente, debes asumir que no mirarlo no significa necesariamente estar desconectado. La mera presencia del móvil encima de la mesa resta capacidades incluso a aquellas personas que parecen lograr mantener su atención y evitan tocar sus terminales.

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