«Estos jóvenes se caracterizan por ser 100% digitales –no imaginan su vida sin Smartphones ni apps–, consumidores informados y exigentes, sociables y colaborativos, autosuficientes, innovadores y creativos. Sí, todo eso en una sola persona. Pero estas mismas cualidades son un arma de doble filo para las empresas: los millennials suelen entregarlo todo, pero su compromiso muchas veces es fugaz. Suelen aburrirse pronto de la rutina y buscan cambiar de aire para sentirse renovados».
¿Qué los lleva a renunciar? Estas son algunas de las observaciones del Foro Económico Mundial:
Los millennials crecieron creyendo que podían cambiar el mundo, y está en su ADN sentirse impulsados a generar un cambio. Por esta razón, medir el rendimiento de los trabajadores con números o establecer procedimientos estrictos es la forma más segura de hacerles sentir que su libertad está coartada. Recuerda: un millennial es libre y propositivo por naturaleza. Los trabajos mecánicos, repetitivos y poco relevantes los frustrarán en cuestión de meses.
Horarios flexibles? ¿La posibilidad de trabajar desde casa? ¿La posibilidad de modificar procedimientos? Si estos conceptos te suenan completamente ajenos, lo más probable es que exista una altísima rotación de personal joven en tu empresa. No hay mejor forma de motivar a los millennials que ofrecerles este tipo de facilidades.
Has escuchado que los millennials son sumamente trabajadores y que son capaces de pasar noches enteras en vela con tal de que su trabajo sea perfecto. Esto es cierto, pero no significa que no valoren su vida privada o que su finalidad última sea pasar las 24 horas del día trabajando. Un empleo que no vele por su bienestar personal será descartado.
¿Has escuchado el término «zona de confort»? Bueno, pues no aplica a los millennials. Los millennials no son conformistas. Todo lo contrario: aspiran a llegar lejos, por lo que quedarse en el mismo puesto durante 10 años no forma parte de sus planes (¡ni pensarlo!). Tienen la mirada puesta en el crecimiento profesional, por lo que si encuentran que su empleo no les ofrece la posibilidad de aprender más, poner en práctica sus habilidades, proponer proyectos y escalar de puesto, lo más probable es que se muevan de lugar.
Estos jóvenes no son ajenos a la realidad social y ambiental que los rodea; se preocupan, además de por su bienestar personal, por generar un impacto positivo en su entorno. Por lo tanto, si trabajan en una empresa que no lleva a cabo acciones de responsabilidad social o que no es coherente con sus valores y prácticas, difícilmente se pondrán la camiseta.
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